Que mejor que la voz de quienes se formaron con nosotros
para contar su experiencia:
Cuando se me pidió dirigirme a ustedes el día de hoy de
inmediato pensé que nuestra historia en el instituto bien podría ser una larga
novela constituida por los más diversos capítulos, ha sido un proceso largo,
intenso y arduo pero que sin duda nos deja un registro de experiencias que
serán parte del tesoro de nuestras vivencias como terapeutas.
Cada uno de nosotros llegó con su propia historia, sus
sueños y motivaciones personales, éramos un grupo de 20 desconocidos que
apostaba por este lugar para formarse como terapeutas familiares. El tiempo
pasó y fuimos tejiendo lazos, esas 20 personas desconocidas compartimos
nuestras historias y sueños y comenzamos a construir un proyecto en común,
creamos en conjunto un espacio de cariño y cuidado donde sagradamente semana a
semana nos dispusimos a abrir nuestras, mentes, cuerpos y sentidos para
nutrirnos de nuevos aprendizajes… Y nos fuimos dando cuenta que teníamos mucho
en común y al mismo tiempo que la riqueza de este grupo humano radicaba en su
diversidad. Cada uno aportó con algún ingrediente de rareza y excentricidad que
dotó de sabor y color este proceso.
Llegamos aferrados a lo que más sabíamos, con nuestros
egos terapeutas a cuestas. Con miedo a ser evaluados, con miedo al “espejo” y
lo más ridículo de todo con miedo a hacerlo mal o a equivocarnos. El comienzo
fue poner en jaque nuestras resistencias para deconstruir en conjunto esas
ambivalencias, hubo que despojarse, exponerse, liberarse y bajar los escudos para
comprender que sin error no hay aprendizaje posible y que teníamos que confiar
que en esta travesía estaríamos siempre bien acompañados. El foco de este viaje
sería aprender a disfrutar del momento presente, construyendo en la escena
terapéutica y en la relación con otros, nuevas posibilidades de ser y estar en
este mundo que descubríamos como 100% relacional.
El instituto fue nuestra casa por estos dos largos años,
un lugar y un equipo que nos acogió y desde un inicio dio sentido de
pertenencia a este proceso dotando de sentido nuestro paso por este territorio.
Identidad que hoy nos permite decir con orgullo; “Somos terapeutas familiares
del IChTF”.
Múltiples aprendizajes y grandes oportunidades se
abrieron en este espacio donde nos dimos cuenta que el ser terapeutas es un
trabajo a tiempo completo que implica el estar en un constante ejercicio de
reflexión, en el pensarse y repensarse en la acción y en el ser, donde nuestras
historias y vivencias son parte de la caja de herramientas que tenemos que
pulir para poner al servico de las familias y parejas que consultan.
Y comprendimos que el saber no está sólo en entrenar la
mente, sino que el verdadero aprendizaje es aquel que se nutre de nuestras
experiencias y nos compromete por
entero, tal como decía Francisco Varela: “La mente está en todo el cuerpo
humano”. Aprendimos que apostar por los recursos es una vía necesaria para
facilitar cambios y que ser un buen terapeuta o al menos uno lo suficientemente
bueno, requiere de un ejercicio de vasta humildad donde el mayor aprendizaje
muchas veces nos los da la propia familia que es sujeto de atención.
Si esta historia fuese un libro probablemente el último
capítulo tendría que llamarse algo así como “El cierre de un ciclo acompañado
de un profundo sentimiento de gratitud”. Y es que no podemos partir sin
agradecer por haber recibido este regalo. Porque sin duda, el tener el espacio
para detenerse semana a semana haciendo una pausa en nuestras vidas para
disponernos a redescubrir el mundo a los ojos del enfoque sistémico no puede
ser más que un privilegio. Agradecer a nuestros profesores, por su entrega,
cariño, dedicación y generosidad en la transmisión de su saber. Gracias por ser
fuente de admiración, vocación e inspiración en esta cruzada. Agradecer al
equipo central, la Verito, Priscila, Fabiola y Rodrigo por estar siempre ahí,
apoyando, sosteniendo y haciendo que este proceso fluyera. Por último agradecer
a la vida porque con sus misterios y sincronías permitió que nuestros tiempos
confluyeran y dio pie para que de este encuentro surgiera una nueva generación
de terapeutas familiares.
María Paz Badilla
Psicóloga
Terapeuta Familiar y de Parejas Instituto Chileno de Terapia Familiar
Psicóloga
Terapeuta Familiar y de Parejas Instituto Chileno de Terapia Familiar
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