Algunos, probablemente quienes estuvieron más expuestos y han vivido más pérdidas, sólo han podido estructurarse escasamente o se han sobreestructurado de manera evitativa frente a la catástrofe que fracturó sus existencias.
En la consulta, lejos de la catástrofe física, las familias y parejas van dando cuenta de las réplicas que este terremoto ha significado en sus vidas. No consultan por eso, no por miedo al terremoto, no por miedo a la muerte…..sino por las réplicas emocionales y relacionales que ha tenido para ellos. Consultan o plantean su importancia desde el replanteamiento que ha significado en sus vidas; desde la convicción surgida del remezón de que no vale la pena seguir viviendo cómo lo hacían hasta ese entonces y que ahora sí valía la pena enfrentar aquello que habían desestimado antes o que habían escondido bajo la alfombra ; desde las grietas que dejó en evidencia en sus relaciones; por los duelos incompletos que se reactualizaron y desde el miedo a seguir viviendo de un modo que se les ha visibilizado como profundamente insatisfactorio.
Una familia inmigrante en Chile desde un país latinoamericano y del que salen en busca de un país seguro. El deja a sus hijos en su país de origen con la madre de éstos y se viene con su pareja y los hijos de ella a buscar mejores oportunidades. ¿Qué queda de ese país seguro buscado?. El terremoto removió el alma de esta pareja y dejó al descubierto los apegos que no se habían reacomodado con la partida, las pérdidas de la inmigración. Dejó al descubierto los sentimientos de culpa y el dolor por los hijos dejados a miles de kilómetros de distancia, dejó en evidencia los temas silenciados entre ellos.
Un hombre, separado de su esposa, en medio del terremoto no duda en llegar a casa de ella para ver y acompañar a sus hijos. Un hombre que se encuentra con el lugar que tantos años ocupó, ocupado por otro. La pregunta ¿cuál es mi lugar ahora? y con esto, la obviedad de una etapa que se cierra y otra que se inicia y que necesariamente debe enfrentar.
Las relaciones que más se complicaron después de este remezón, fueron justamente aquellas que tenían grietas o fracturas que no habían sido vistas o reparadas y que quedaron dramáticamente al descubierto el 27 de Febrero y los días posteriores.
El terremoto nos da pie para que la terapia sea un espacio para fortalecer las relaciones de pareja y de familia, ayudándolos a identificar todo aquello que cada uno hizo y que fue novedoso y bueno para alguien fuera o dentro de ella. Es la oportunidad para conversar de los sueños, los que tenían y los que quieren construir a partir de este momento, para conversar de los antiguos dolores silenciados y para compartir los temores, las inseguridades y las fortalezas. Da pie para la solidaridad al interior de la familia y la pareja y así, en estos diálogos construir seguridad y confianza. Aquello que no se pudo hacer, aquello que no se vio, podemos ayudarlos a convertirlos en la oportunidad de pedir perdón y renovar los compromisos con realismo. El espacio seguro de la terapia mitiga los miedos de compartir las propias miserias y las esperanzas. Todo lo sucedido sirve para seguir adelante y crecer.
Lo único que no sirve es….tapar y olvidar.
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