viernes, 12 de junio de 2020

Desafíos en la terapia familiar en contexto de diversidad sexual.




Desafíos en la terapia familiar en contexto de diversidad sexual.

 

En el trabajo terapéutico con diversidad sexual surgen algunas interrogantes que nos ayudan a reflexionar sobre las particularidades que conlleva el trabajo con la comunidad LGTBIQ+, como por ejemplo, cuáles son los principales desafíos terapéuticos que implica trabajar con la  diversidad sexual, cuáles son  las principales amenazas o aprensiones que presenta las familias a la hora de consultar por terapia familiar en esta temática y también cómo es que el terapeuta revisa y reflexiona sobre sus propios prejuicios.

 

Cuando abrimos el tema de la diversidad sexual en el contexto de la terapia familiar estamos interpelando a una persona a trabajar y compartir una parte de sí mismo que en muchas ocasiones la ha experimentado con incomodidad, miedo, vergüenza y vivencias de vulnerabilidad. El reconocimiento de estas vivencias  es vital en la terapia familiar con un paciente de la diversidad sexual, ya que este sufre especialmente por ser discriminado, y vivir en un mundo hostil frente a aspectos relevantes de su identidad. Parece difícil tomar el peso a lo que implica haber estado expuesto a una historia repetida de vulneraciones y vivirlas en silencio, ya que no se trata de un hecho aislado, sino de constantes situaciones donde la sociedad, a veces las familias e incluso los terapeutas han negado la legitimidad de aspectos relevantes de su vida. Asumir la  complejidad de esta historia es importante, esto no implica victimizar a las personas que nos consultan, sino acoger su dolor.

 

Es importante no mirar a los pacientes de diversidad sexual como homogéneos, sino  recoger su heterogeneidad, acceder a su subjetividad e idiosincrasia y no asumir que la historia que nos presentan es igual para todos/as. En este sentido parece un importante desafío para el terapeuta que trabaja con la diversidad sexual presentar una escucha activa que permita asumir y sostener el dolor de cada persona en particular. En esta línea, el  concepto de Interseccionalidad  cobra sentido, ya que permite mirar las distinciones que hay en la historia de una persona de acuerdo a los diversos contextos donde se desarrolla, lo que facilita miradas comprensivas y específicas en relación al género, la clase socio cultural, las diferencias étnicas, entre otros. Esta perspectiva nos permite  mirar y pensar las diferencias en toda su complejidad.

 

Es relevante que la postura del terapeuta sea de curiosidad y que los diálogos que se establecen con la familia se originen desde sus perspectivas y no exclusivamente  del terapeuta, para que se de un encuentro.

En este sentido cobra relevancia la metáfora de Harlen Anderson sobre comprender relación terapéutica como la que existe entre un invitado y un anfitrión. Los dos están entrando en la vida del otro/a y esto implica un  proceso de construir confianzas, de generar  espacios de diálogos cuidadoso con el otro/a.

 

Considerando esta metáfora nos surge la inquietud de qué tan especifico tiene que ser el terapeuta que trabaja con la diversidad sexual y que tanta especificidad implica este tipo de terapia ¿Los pacientes de la diversidad sexual son un invitado “común y corriente” o es un invitado “especial”? Sin duda parece relevante considerar que en el trabajo terapéutico con la diversidad sexual se deben tener en cuenta  variables que afectan la calidad de vida de las personas de la comunidad LGTBQ+   como el  estrés de la minoría, la discriminación heteronormativa, la  mirada binaria.

El Diagrama de Venn de la intersección de los conjunto nos muestra como los círculos no son cerrados sino intermitente, esto ocurre de cierta manera en la relación entre el terapeuta y el paciente. La importancia es que en esos círculos exista un flujo de información constante.

El paciente con diversidad sexual es un invitado especial, hay  variables que hay que mirar que uno no considera con pacientes de la comunidad heterosexual o binario, el terapeuta debe manejar conocimientos específicos, un marco teórico particular que ayuda en el  encuentro con  este invitado especial.

Con la situación de Pandemia y confinamiento y la emergencia de la terapia on line  donde el terapeuta realiza la terapia desde su casa, ha quedado en evidencia que el terapeuta también comparte su mundo con el paciente, no está en un lugar de jerarquía, es importante desrigidizar  el mundo del terapeuta para poder encontrarse con el otro/a.

 

Respecto de las principales aprensiones que tienen las familias a la hora de consultar por terapia familiar en contexto de diversidad sexual, los temores mas habituales que se presentan en alguno o todos los miembros de la familia es si la diversidad sexual  es permanente,  temporal o real. También se preguntan cuánto tiempo va a  durar. Por otro lado se presentan los cuestionamientos de los padres sobre “¿qué podemos transformar?”  o “¿qué hemos hecho como papás para que este hijo manifieste esta actitud?”,  “¿le habrá pasado algo malo, alguna  una experiencia traumática?”

Conjuntamente  hemos podido apreciar algunos temores hacia el terapeuta donde surgen cuestionamiento sobre quién  es esta persona que le vengo a mostrar mi hijo, compartirá mis ideas,  religión. Otro temor presente   es que el terapeuta puede  inducir o potenciar la orientación sexual de los hijos/as y se cuestionan si  hablar sobre el tema de la diversidad sexual promueve una cierta orientación sexual.

Las familia que consultan no deben ser entendidas como  un todo. Los padres pueden entrar en ciertas polarizaciones, en ocasiones uno acompaña y el otro se muestra más  resistente o con miedos, observándose distintas voces dentro del grupo familiar.

 

En este sentido la postura del terapeuta es de acogida a las aprensiones de la familia pero presenta una clara postura terapéutica afirmativa respecto de la diversidad.

En la familia cuando se generan alianzas o coaliciones tiene que ver con los temores de alguno de los padres por experiencias propias que han vivido,  en este caso hemos trabajado con padres en forma independiente para  ir indagando de dónde viene el temor y la angustia y aparecen episodios que  hacen comprender la resistencia. Cuando esto  emerge es un descubrimiento para el hijo/a por el que se consulta, ya que logra   entender que la posición de uno o ambos padres  no es antojadiza. Las  sesiones vinculares ayudan mucho en este sentido.

 

Por ultimo en relación al trabajo de la persona del terapeuta y como trabaja los prejuicios es importante  asumir que los prejuicios  son  inherente a la naturaleza humana,  están presentes en el terapeuta y paciente y la forma de abordarlos  es a través del diálogo, del lenguaje y la pregunta. No tenemos por que entender si es trans va a adherirse a un modelo fluido y no es así puede adherirse a lo binario. No debemos dar nada por sentado, esto nos ayuda como terapeuta. No pararnos desde la postura del experto, sino postura de la curiosidad, tratar de entender la significación  de lo que están viviendo nuestro paciente en particular y acompañarlo y sostenerlo en sus preguntas aún cuando no hayan respuesta. 



Vivian Díaz

Astrid Castro

Tatiana Castillo

Loreto Forno

Maritza Tellez

Marcela García-Huidobro


Unidad de Diversidad Sexual

Instituto Chileno de Terapia Familiar



                                                                                                      

 

lunes, 1 de junio de 2020

La vida de las familias en tiempo de Pandemia: Parte II: Propuestas para fomentar los buenos tratos a los niños y niñas bajo condiciones de estrés.



                                      




La vida de las familias en tiempo de Pandemia:

Parte II: Propuestas para fomentar los buenos tratos a los niños y niñas bajo condiciones de estrés.

 

Luego de reflexionar…nos atrevemos a pensar en algunas propuestas… para ayudar a pensar a otros en los buenos tratos a nuestros niños y niñas, a  acompañar y sentirnos acompañados, porque todos y todas, estamos en lo mismo.

 

-       Que los padres y madres de niños en edad escolar vivan este tiempo volviendo a lo simple, a lo esencial, a sus funciones primordiales: acompañar, contener y disfrutar a sus hijos e hijas pequeñas. Que su mayor esfuerzo esté en lograr un espacio suficientemente seguro en casa, cuando todo en el exterior resulta incierto, inseguro y angustiante.Un espacio seguro en el que sean posibles los buenos tratos que marcarán sus modos de relacionarse en el futuro.

 

-        Que el sistema escolar asuma y actúe en concordancia con la evidencia de la neurociencia respecto de las condiciones mínimas para el aprendizaje de un niño, tanto en términos de los procesos  cognitivos  que involucra, como con la necesidad de condiciones contextuales que permitan dichos procesos. Como señaló la reconocida psiquiatra A. Céspedes, “pretender que niños de primer ciclo básico realicen en casa un trabajo académico conducente a cumplir con los objetivos del currículo de este año, no es realista

 

-       Que el sistema escolar esté al servicio de las necesidades que en estos tiempos de emergencia tienen los niños de prebásica y básica: jugar, cantar, reirse. Que dejen de lado toda pretensión de enseñar contenidos académicos y los sustituyan por acompañarlos haciendo uso de los recursos que tienen en sus casas: que cuenten porotos sacados de la cocina y asi “suman”, que separen las piezas de los lego por colores, formas, tamaños y así “clasifican”, que aprendan nuevas canciones y así “memorizan”, que vean  “monitos” en ingles y sin subtítulos para que se familiaricen con un nuevo idioma, que las tareas que den los profesores sea que ayuden a poner la mesa, que “hagan” su cama, que limpien una mesita… y que la foto de esa cama - seguramente no muy bien hecha- y la mesa puesta a medias, o la mesa más o menos limpia, sean  la imagen de un logro importante… así, el colegio ayuda a que aprendan el valor de ser comunidad, de la solidaridad y de la empatía. Si los 4 primeros años de educación de un niño están destinados esencialmente a crear la compleja red de conexiones neuronales en la corteza cerebral en las que se asentarán los futuros aprendizajes, ¿por qué no buscamos otra manera de hacerlo en esta etapa, más simple, más a la mano, más acorde con las necesidades emocionales de niños y niñas bajo estrés?

 

-       Que el colegio no suponga que los padres y madres van a ser profesores de sus hijos en sus casas. Los profesores estudiaron varios años en la universidad para aprender las metodologías que les permiten hacer su tarea. No basta el deseo y la buena voluntad para enseñarle a un niño. Pretender enseñar, sin las herramientas metodológicas mínimas, a niños tensionados y aburridos por padres más tensionados  aún , cansados, asustados, irritables y haciendo esfuerzos para bloquear el contagio de un virus que ya nos rodea a todos y sobrepasados por las demandas domésticas, laborales, económicas y sanitarias, a todas luces, es un despropósito.  Punto aparte merecería hablar que los padres y madres que viven en pareja, además tienen que sobrellevar las tensiones y el conflicto conyugal intensificado por el cautiverio.

 

-       Que el colegio ponga la tecnología al servicio del bienestar, más que del aprendizaje  académico y del control de los niños… que los niños graben sus tareas para compartir la experiencia y no para ser evaluados y mucho menos para ser monitoreados o sancionados. El colegio ne debería ser otra fuente de estrés para niños, padres y madres que están ya brutalmente exigidos por las circunstancias. El estrés no se maneja con más estrés.

 

-       Que cada familia pueda reconocer cuáles son sus posibilidades para estos tiempos y defina sus propios límites a las exigencias. Las familias quieren que sus hijos se desarrollen, al mismo tiempo que conocen sus vulnerabilidades. Que dejen de lado la culpa por no poder con todo… a veces, menos es más. Lo más importante en tiempos de crisis es mantener la  serenidad y la calma. La exigencia y hacer “como si” pudieramos lograr lo mismo solo que de un modo diferente, es irreal y absurda. No solo es necesario replantearnos los medios, sino también las metas de este tiempo.

 

-       Que las empresas y empleadores consideren las particularidades de sus colaboradores. Trabajar desde la casa no es lo mismo que trabajar desde la oficina. Trabajar con apoyo en las tareas domésticas no es lo mismo que trabajar, cuidar niños, hacer el aseo y además, ser profesor  de los hijos…todo, al mismo tiempo. Que padre y madre se turnen para trabajar , ser profesor, hacer aseo y cuidar niños, no es lo mismo que una mamá sola o un papá solo tengan que lidiar con todo esto a la vez. Trabajar desde la casa no es solo cambiar el espacio físico para hacer lo mismo que en la oficina. En tiempos de pandemia, se deben reducir las expectativas de logro, objetivos y tiempo de las exigencias laborales puesto que en la casa no están las  mismas condiciones  para que trabajadores que cuidan a sus hijos estén sometidos a las exigencias… como si sus empleados fueran inmunes a los contextos.

 

-       Que los padres y sus amigos les regalen a sus hijos y a los hijos de sus amigos un rato de una video llamada  o que reemplacen el zoom party con los amigos y amigas para reunirse con los hijos de esos amigos y amigas contándoles lo que hace la amiga médico, o el papá ingeniero o actor, o la historia de cómo ese amigo de papá aprendió a nadar o a andar en bicicleta o le enseñe a hacer collares con fideos o a tocar la armónica o la flauta…o la historia de esas mamás científicas que desde pequeñas se interesaron por cómo ocurrían los fenómenos de la naturaleza o del espacio.

 

Si la pandemia nos afecta a todos y todas…es con el aporte de cada uno de nosotros, desde el lugar que nos toque estar, que podremos salir adelante. Como una comunidad global, consciente de la interdependencia y de la conexión que perdió la transparencia en estos días. Porque hoy como nunca constatamos que el mundo es un sistema dinámico no lineal y que el “efecto mariposa” nos ha mostrado como un virus, cual efecto de las alas de una mariposa, se puede sentir al otro lado del mundo.

 

Ps. M. Fernanda Araya

Ps. Claudia Cáceres Pérez

Unidad de Terapia Familiar en Procesos de Separación y Familias

Ensambladas.

Instituto Chileno de  Terapia Familiar.