martes, 27 de marzo de 2018
DISCURSO INICIO AÑO ACADÉMICO 2018 ICHTF
Estimados
Integrantes
del Directorio del IChTF
Coordinadores
de los distintos departamentos
Docentes
Alumnos
del postítulo
Administrativos
Nos
reúne hoy el inicio del año académico 2018, en nuestro IChTF. Esta parece una
ocasión apropiada para hacer una reflexión en la mitad de nuestro camino
formativo que dé un significado trascendente a lo vivido hasta aquí, para
seguir adelante con mayor claridad y sentido.
Las
primeras palabras, para nuestros docentes: los que trabajan creando y
entregando ideas y conceptos. Los que metafóricamente nos proporcionan los ladrillos para construir. Ladrillos
algunos tan sólidos, que son antiguos y prevalecieron en el tiempo, como
también algunos nuevos, aún a prueba. Los académicos saben que el arte de la terapia
requiere de la habilidad de integrar
con sabiduría el saber teórico con la realidad misma. Por esta razón, nos han
trasmitido la importancia de Pensar Reflexivamente haciendo dialogar las ideas
con la realidad humana tal como se da en el
encuentro clínico. Este diálogo, podríamos decir que es
el cemento une los ladrillos del con coherencia y sentido común dando sentido al saber. El pensamiento reflexivo de
ser cultivado, nos puede ir conduciendo a un clima interior sereno de
observación atenta y comprensiva, flexible y respetuosa y muy especialmente: consciente de su falibilidad.
A nuestros
supervisores, nuestros maestros albañiles:
Pocos oficios dependen tan íntimamente de la interacción entre el maestro y su
aprendiz, como la del terapeuta. En la práctica clínica todo lo leído y lo
discutido en clases, queda suspendido y quizá disponible si la situación así lo
requiriera.
Y
entonces, ¡Manos a la obra! a construir, a ensuciarse las manos, a hacer todo
lo que crea útil para ayudar a aliviar el
sufrimiento, aún si se equivoca!
Una
descontrolada pataleta infantil con los jóvenes padres sobrepasados. El dolor
de una infidelidad, la violencia doméstica y sus secuelas, la enfermedad y la
muerte inesperadas entre otras muchas situaciones cotidianas en la consulta,
nos empezaron generar fuertes consonancias internas que llegaron a veces a ser
un importante dolor emocional, que en secreto
aprendimos a compartir con la familia
consultante. Estas consonancias nos demuestran
que terapeutas y pacientes como semejantes, estamos hechos de la misma
naturaleza y sufrimos por las mismas cosas, como una casa construida con restos
de material y trozos de ladrillo que busca llegar a ser hogar. Ahí, el oportuno
consejo en supervisión, rico en experiencia y centrado en la persona, nos ha ido enseñando a elegir lo más conveniente,
incluso si esto significó tener que apartarse de un proceso. El
maestro reconoce el potencial de su discípulo y siendo más consciente que éste
de su capacidad, lo alienta siempre con afecto.
A
nuestro Instituto: Nuestro taller de
albañilería. Una institución que tiene la mayor trayectoria de nuestro
medio en clínica sistémica relacional, integrada equipos clínicos ampliamente
reconocidos, que trabaja colaborativamente con importantes centros académicos
chilenos y extranjeros, que aporta al
país brindando atención clínica de probada calidad en convenios de bajo costo
para quienes de otro modo no podrían acceder a ella, que forma terapeutas, que
genera recursos fundamentalmente destinados a mantener viva su tarea, es sin
dudas, una institución ejemplar. Pero si esta institución además se auto
examina sistemáticamente en cada aspecto de su quehacer con el afán de cumplir
mejor su misión, habría que agregar que es excepcional. Para nosotros, recibir
formación en una institución donde los valores predicados, intentan ser también
vividos, es motivo de orgullo. El esfuerzo por las cosas bien hechas se nota y
se agradece.
Finalmente
a nosotros mismos, aprendices de
terapeuta. Ninguno de nosotros podría negar que durante el año anterior
nuestra vocación de terapeuta ha sido puesta a prueba. Quizá un trabajo a
entregar contra el tiempo nos pudo estresar -es verdad-. Pero la verdadera
prueba la puso la vida misma, la gran maestra. Todo lo que hemos
vivido en nuestras vidas personales: con nuestras familias, nuestra vida de
pareja, con nuestros hijos, con nuestras familias de origen, en relación a nuestra
salud y nuestros trabajos. Todo nuestro mundo personal fue forzado a dar una
nueva vuelta de tornillo, a consecuencia del proceso formativo, y no sin dolor.
Por esto una buena broma, un abrazo, y los consejos fueron tan importantes y
bien recibidos. ¿Quién más que uno de nosotros mismos nos podía hacer sentir
comprendidos y esperanzados? La riqueza humana encontrada y la amistad que se
ha ido forjando la hemos recibido como un inesperado regalo.
Queridos
compañeros aprendices los que estamos y los que recién inician: hay
buenos ladrillos, hay buen cemento, y Maestros
y generosos. ¿Cuál puede ser entonces nuestro
valor agregado? Quizá un buen desafío para este año sea desarrollar confianza
en el talento que se nos dio, y desplegarlo con originalidad convencidos de que ser auténticos es hacer nuestro mejor
papel.
Muchas gracias.
Cristóbal Adriasola
Terapeuta
familiar y de parejas en formación
IChTF
La Reina, Martes 6 de marzo de 2018.
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