lunes, 8 de julio de 2013
Juntos 30 años después. Cada uno y cada una con su sombrero.
Cuando en 1983, un grupo de profesionales interesados en estudiar
las nuevas tendencias en psicoterapia,
nos reunimos, viniendo desde diferentes lugares, atraídos por la idea de
estudiar y revisar nuestro trabajo en conjunto con otros compañeros de ruta,
creo que no imaginamos que 30 años después volveríamos a estar con el mismo
entusiasmo compartiendo nuestros aprendizajes y experiencias del trabajo que
actualmente estamos desarrollando.
Y esta vez junto a tantos otros que han ido llegando
año tras año integrándose a nuestro grupo, que ya no es solo un grupo,
sino una gran Institución que organiza e integra la formación de terapeutas sistémicos y el ejercicio de la psicoterapia,
manteniendo la orientación inicial de
entender a la persona en su contexto
relacional y enfatizando también su ser social siempre vinculado al mundo en el que le toca vivir.
A este encuentro en La Leonera,
no le faltó requisito:
Elegimos un hermoso lugar
en plena naturaleza, porque sabemos que
la naturaleza nos hace bien, nos contacta con nuestras raíces, nos trae a
tierra, nos recrea con su grandeza y su hermosura. También un lugar que nos
aleje lo suficiente de las múltiples
demandas a las que estamos expuestos cotidianamente, así fuimos capaces de
regalarnos dos días enteros para dedicarnos a compartir nuestras
experiencias con agrado y relajo. En cierto modo, también un auto cuidado para
nosotros. Una casa grande donde estar
juntos, la conversación nocturna íntima,
la rica comida, algo de paseo en el campo, en conversaciones diversas
para ponernos al día en nuestras vidas , para contarnos los sueños actuales ,
para mostrar en los celulares a nuestros hijos y ,también ahora ,los nietos. Es
decir para re- relacionarnos en lo que nos importa y en lo que nos hace
felices. También porque no decirlo, para contar situaciones que nos afligen en
la seguridad de sentirnos escuchados y acogidos.
Y en este contexto de tranquilidad,
de amistad y confianza, nos avocamos a revisar los aprendizajes de estos años,
de cómo hemos ido evolucionando en
nuestra tarea como psicoterapeutas relacionales en concordancia con los
desarrollos conceptuales ligados a la psicoterapia, y al conocimiento en
general, conscientes de los enormes
cambios que permanentemente ocurren en los diferentes ámbitos, en este siglo.
Cada uno, cada una, con un sombrero, el que trajo ese día, porque
cada uno tiene muchos que se pone para las distintas ocasiones.
En estos dos días hemos recreado
nuestra historia desde los inicios, lo que llamamos en esta ocasión nuestro
patrimonio, ¡Gran patrimonio! y hemos visualizado el recorrido a través de
estos 30 años. Pudimos ver un gran árbol que ha ido creciendo y echando raíces,
con muchas ramas, hojas y frutos diversos.
Participamos de las
exposiciones de los diferentes equipos de trabajo y la conversación en torno a
ello:
La Terapia familiar con
niños y adolescentes, desde donde inicialmente surge la terapia sistémica; el
complejo tema del consumo problemático
de drogas; el trabajo cada vez más
necesario con las dificultades y los desafíos de las familias que se construyen en el ensamblaje de familias anteriores.
Porque las organizaciones
familiares van cambiando, conforme ha
sido siempre a lo largo de la humanidad y las personas que las integran tienen que ir
encontrando nuevas formas de vincularse en familia.
Pudimos ponernos al día
en los temas de fertilidad y adopción, de
cómo actualmente hombres y mujeres viven el hecho, acompañado la mayoría
de las veces de mucho dolor, de no poder engendrar los hijos que han deseado y
como entonces se abren puertas para ser
padre y madre a través de otras modalidades.
Reflexionamos en torno a
la terapia de pareja, pudimos acercarnos al trabajo que han ido desarrollando
diferentes equipos, enfoques todos válidos en sí mismos, acordes a las
motivaciones y miradas de los terapeutas y a las necesidades y requerimientos
diferentes de cada pareja que consulta.
Pudimos apreciar también
el trabajo del equipo de mediación
familiar, distinto y cercano a la terapia familiar, con familias que enfrentan fuertes
conflictos al establecer una nueva organización familiar posterior al
divorcio conyugal.
El equipo de psicosocial nos mostró algo de nuestro más reciente desafío , el de trabajar
con familias vulnerables y de ir creando una manera particular de hacerlo, la
ambición de desarrollar un modelo de trabajo que se pueda trasmitir y así
multiplicar la acción terapéutica con tantas
familias que lo requieren urgentemente.
Y como seguimos creciendo,
terminamos este encuentro con la presentación
de los nuevos proyectos en marcha, siempre en el afán de ir abarcando
temáticas relevantes en torno a las necesidades psicoterapéuticas con que nos
enfrentamos y que encuentran en el Instituto
espacio para desarrollarse.
Creo que podemos
enorgullecérsenos de la calidad de cada una de las presentaciones, del esmero
que cada equipo mostró al presentarnos su trabajo y entusiasmarnos con ello.
Y después de un intenso
día de atenta escucha y de activa reflexión llegó el momento de sacarnos
nuestros sombreros de terapeutas y de ponernos otros, otros de diversión y
risa, compartiendo una cena de gala, con
humor y simpatía mostrando nuestros sombreros para la ocasión.
¡Gracias a los que se
animaron con el teatro, con la música, con la fotografía, con el cine!
Estos dos días, ¡Enormes
dos días!, este encuentro organizado con entusiasmo, con esmero y creatividad y
con mucho amor ha sido extraordinario y nos renueva la fuerza y el entusiasmo
para continuar nuestra aventura.
Porque en la noche, al
regresar a casa, compruebo una vez más que la labor de terapeutas que hemos
elegido es fascinante y compleja. Porque como terapeutas entremezclamos nuestra
vida con la de los otros ,con la clara percepción y la lúcida conciencia para
distinguirlas, como terapeutas nos valemos
del interés por las otras personas que buscan nuestro apoyo, de la curiosidad
por sus vidas , nos valemos de los conocimientos y la sabiduría acumulada, de
la imaginación que nos hace mirar mas allá de lo habitual, queremos a veces ser
magos, brujos, adivinos, para ampliar la
visión del mundo y traer a la vida nuevas oportunidades. Porque queremos
entender y darle sentido a la vida, cuando el dolor ha creado barrotes que aprisionan, enceguecen, enloquecen...
y queremos ser parte de la liberación del sufrimiento y del poder disfrutar el
placer de la vida misma.
¡Felicitaciones a los
organizadores y a todos los que participamos en el!
Agradezco el privilegio
de pertenecer al Instituto Chileno de Terapia Familiar.
Veronica Gazmuri.
La Leonera , junio 2013.
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3 comentarios:
Vero:
Muy buen resumen de lo que fueron esos 2 días en la Leonera. Un encuentro muy "encontrado" y fructífero.
Gracias por tu reflexión.
Un abrazo
Fernando
Veronica. Que gran momento estar juntos y junto a tantas grandes personas, grandes terapeutas,que en el oficio de hacer y hacer reflexionan, crean, dialogan y se cuidan tambien entre ellos. El ICHTF con 30 años, orgulloso yo de ser una "parte de este todo" en su contexto, claro.
RR
Es bueno escuchar , o mas bien leer, las palabras de una de nuestras fundadoras y motor por mucho tiempo de este instituto. Gracias Vero !
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