jueves, 13 de mayo de 2010

Bitácora de la Unidad

Hay cosas que no queremos saber, nuestras pequeñas historias de desamor y desilusión son más tremendas que la realidad avanzando implacable por los pasillos sin luz del hospital de Talca. Talca, Linares, Curicó, Cauquenes, Constitución.
El mundo queriendo acabarse mientras hombres y mujeres comienzan a salvarlo. He escuchado historias de esas que conmueven hasta la médula, historias de corazones tremendos, de amores grandes, de entrega. He escuchado historias distintas a las de la televisión y la radio, con pausas de minutos, con silencios, con miradas de esas que van hacia adentro, quizás dónde.
Mientras vivo el desamor en lo más íntimo de mi vida, pienso en esa rebeldía heroica de los invisibles. Los que no juegan a ser indiferentes, los que no podrían dejarte sola, así sin más. Los que desde ese lugar ínfimo de la historia nos azotan con su inmensidad.
Me conmuevo y me admiro de esa valentía, de esa simple forma de decir que aun podemos creer en lo humano. Esa imposible manera de decirnos lo divino que hay dentro de cada uno de nosotros.
No hay reconocimiento para ellos, ni para Julia, ni para Ernesto, ni para esa mujer que con tres recién nacidos en los brazos atravesó el infierno sin preguntar por Dios. Ni para el que después de salvarle la vida a los locos, los cubrió con frazadas y acarició su espalda. No hay ni un mínimo espacio para ese dolor, puesto que existen siempre nuestros propios vértigos existenciales. No hay un lugar para los pequeños, ni en el abismo espantoso del poder ni en nuestras diminutas vidas.
Y se quedan ahí: de pie, enmudecidos y con rabia, sabiendo que la próxima vez que el mundo se acabe, serán ellos los que ofrecerán su mano para rescatarnos, a pesar de nuestra indolencia y nuestra soberbia, ellos serán los que nos salven.
Como quisiera también salvarlos, salvarme, digo.

Pamela


He estado todo el fin de semana sintiendo la necesidad de escribir sobre nuestro viaje a la región del Maule, no sólo por la importancia de transmitir a otros lo enriquecedor de la experiencia, sino porque le tengo miedo a mi olvido… No deseo dejar atrás, que fui testigo de grandes héroes. Héroes que al final del taller, lograban transmitirnos que más allá de sus grandes dolores podían iniciar una gran ronda infantil plasmando en el “Aquí y ahora” el no estar solos… que se tienen los unos a los otros y que se rescatan día a día. Pero por sobre todas las cosas, que son resilientes y tienen la capacidad de renacer e ilusionarse nuevamente y simplemente…..como cuando juntos bailaron “la Niña María que ha salido en el baile”.

A días ya del taller, y pensando en las palabras de Arielle Cotton desde el otro lado de la cordillera, siento que estoy profundamente agradecida de haber ocupado el lugar de facilitadora de un espacio de acogida, ya que, sólo desde ahí es posible ayudar a visibilizar a los participantes sus propios recursos para sostenerse en el frente de batalla y al mismo tiempo, validar nuestra ayuda, pese a esta gran diferencia.

El fin de semana me he acordado mucho de una participante que decía “me impresiona acordarme que mi primera emoción minutos después del terremoto fue, alegría… alegría de estar viva, pese a todo”; Creo que hoy día entendí mejor que nunca sus palabras, ya que pese a todas las emociones que me surgen, lo que más fuertemente siento, es una profunda alegría y gratitud. Gratitud hacia mi USEP, que me da la oportunidad de sentir que juntas podemos no confundirnos entre lo esencial y lo accesorio de nuestro quehacer, y hacia la gente de
Constitución que me hizo un gran regalo: el de compartir juntos un respiro para seguir adelante.

Carola

domingo, 9 de mayo de 2010

Un espacio solidario para compartir un respiro y descubrir recursos

Hoy Domingo 9 de Mayo hemos completado los primeros 26 talleres realizados a los funcionarios del Servicio de Salud del Maule. Talca, Curicó, Linares, Cauquenes y Constitución han recibido a nuestros profesionales y compartido una experiencia que jamás podremos transmitir en la profundidad de su dimensión existencial.

Todos quienes hemos sido parte de esta experiencia, mujeres y hombres que se desempeñan en las más diversas tareas en hospitales y consultorios de la séptima región y cada uno de nosotros nos hemos transformado, pues hemos vivido algo que llevaremos por siempre en los caminos que recorramos en nuestras vidas.

Las palabras llenas de emoción de ellos, hicieron brotar más palabras, a ellos mismos y a nosotros. Palabras que van sanando y que van permitiendo significar las experiencias de dolor vividas. palabras que van haciendo visibles, para ellos, para otros y para nosotros el extraordinario esfuerzo desplegado durante este tiempo.

Palabras que ayudan a caminar. Los invitamos a compartir este pequeño video con algunas de las palabras que brotaron de esta experiencia y que serán parte de lo que atesoraremos para nuestras vidas y para las tantas otras veces que tengamos que acompañar a otros en los dolores y duelos de la vida.