jueves, 2 de noviembre de 2017

Derechos de los hijos de padres separados

La separación de los padres en la mayoría de los casos es un hecho doloroso para todos los involucrados, independiente de las razones de la separación.
En mi práctica clínica es un motivo de consulta frecuente. A veces se pide ayuda para enfrentar e informar de la mejor manera esta decisión a los hijos; otras veces los padres consultan posterior a la separación para pedir orientación por reacciones que han tenido uno o más hijos y que les preocupan. También están los que consultan por síntomas diversos en los niños, lo que luego de la evaluación da cuenta de un duelo no elaborado asociado a la separación. En el peor de los casos están los síntomas de los niños o adolescentes asociados a conflictos entre los padres que se han cronificado e incluso agudizado post separación, como es el caso de las separaciones “destructivas”, causando importante sufrimiento a sus hijos. Estos son los casos más difíciles desde el punto de vista terapéutico, donde la tarea es ayudar a los padres a separar su conflicto con la madre o padre separado para poder visibilizar las necesidades emocionales de sus hijos, poniéndolas en primer lugar. Otras veces el tema de la separación y el dolor asociado aparece más tardíamente en un proceso terapéutico familiar, una vez que se han dejado de lado las defensas y el sistema se atreve a mostrar su vulnerabilidad en el espacio terapéutico.
Me interesó escribir esto a propósito de una reflexión que he venido haciendo desde hace un tiempo tras escuchar reclamos de niños y adolescentes de distintas edades que me han tocado en terapia. Por ejemplo, sobre el hecho de tener que ir de casa en casa cada semana: “nos tratan como mochilas” decía una vez una chica a propósito de aquello. También en relación a la experiencia asociada a los “pololeos” o nuevas relaciones de pareja de los padres. Por ejemplo una niña le pedía a su padre que le contara a ella, antes de que lo hiciera en forma oficial, si se iba a casar con su actual polola. Ella ya intuía sobre aquella posibilidad y reclamaba su derecho a estar informada.  El era un padre amoroso y atento con ella, sin embargo le costó decirle simplemente que sí.  Luego de esa sesión me quedé pensando en los derechos de los niños de padres separados. La separación de los padres es un evento que ellos no pueden controlar ni decidir, pero que les afecta sustancialmente. Entonces, “si no tengo derecho a decidir sobre esta decisión, a qué si tengo derecho?”. Yo también soy madre separada, mis hijos tenían 7 y 9 años respectivamente cuando esto ocurrió. También sé que para los padres es difícil. Pero no conozco niño, niña, adolescente o adulto que no asocie esta experiencia a un momento difícil y doloroso de su vida….que no pudieron controlar.
Esta declaración de derechos está escrita para padres, niños(as), adolescentes y terapeutas que trabajan con familias. Los invito a todos a comentar, cuestionar, agregar derechos, etc. a ver si visibilizar este tema permite colaborar en disminuir en parte el sufrimiento de los hijos e hijas que viven esta experiencia.

Derechos:
1.- Derecho a recibir información clara y suficiente: noticia de la separación, razón de aquello y reorganización familiar que habrá.
2.- Derecho a no dejar de ver a uno de sus padres post separación.
3.- Derecho a seguir siendo hijo, en vez de: “confidente”, “psicólogo”, “padre” o “madre” de uno de los padres post separación.
4.- Derecho a no oír a uno de los padres hablar mal del otro, ni a servir de desahogo de reclamos, ni de mensajero ni de intermediario entre éstos.
5.- Derecho a no ser parte (presenciar, escuchar) de las nuevas conquistas o affaires de uno de los padres post separación.
6- Derecho a reclamar por tener que ir de casa en casa con ropa, útiles escolares, etc. 
7- Derecho a echar de menos al padre o madre con el que no se está y a tener pena y/o rabia en los momentos de despedida de uno u otro (por ejemplo, malas caras en adolescentes o llanto o pataletas en los más pequeños).
8.- Derecho a tener un lugar físico que se sienta como propio en cada casa.
9.- Derecho a sentir pena y no alegría ante la noticia de pololeo-matrimonio-convivencia de uno de los padres.
10.- Derecho a que no les caiga bien el pololo(a) de uno de los padres.
11.- Derecho a sentir celos por la relación de su mama-papá con los hijos(as) de su pareja cuando los hay.
12.- Derecho a tener un tiempo propio para elaborar el duelo de la separación de sus padres, no necesariamente el mismo de sus padres (que por cierto empezaron este proceso mucho antes de comunicarles la noticia a sus hijos).
13.- Derecho a anhelar, incluso pasado mucho tiempo y muchos años, el querer volver a tener a su familia unida.

Carmen Paz Puentes
Terapeuta Familiar
ICHTF

martes, 31 de octubre de 2017

Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales: Elizabeth Lira

Como todos y todas saben, hace muy poco la trayectoria de Elizabeth Lira ha sido reconocida con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales.
Ese sólo hecho y el que por primera vez dicho reconocimiento recayera en una psicóloga justificaría con creces el orgullo de tenerla aquí y el agradecimiento por haber aceptado nuestra invitación.
A eso se suma, naturalmente, el que ella haya formado parte de nuestro Instituto entre los años 1987 y 1989, concluyendo su estudio con una tesis que abordaba, desde una perspectiva sistémica, el abordaje terapéutico de la familia y su contexto sociopolítico en el Chile de aquellos difíciles años.
Pero es la naturaleza de la trayectoria profesional de Elizabeth lo que el Premio Nacional ha reconocido y lo que nosotros esta tarde queremos destacar y celebrar.
El trabajo terapéutico incesante durante los duros años de la dictadura con quienes habían sufrido uno de los flagelos que caracterizó terriblemente esa época, la tortura, así como la prisión política, las desapariciones forzadas y las ejecuciones, es decir el sufrimiento infligido por unos seres humanos investidos del poder de la violencia institucional contra otros que se encontraban en la absoluta indefensión, está en el centro de los fundamentos del premio con el que el país la ha reconocido y es también la razón fundamental para tenerla hoy aquí expresándole también nosotros nuestro cariño y admiración.
Que el Premio Nacional se le haya otorgado a más de 27 años del término de la dictadura no creo que deba ser entendido como el tradicional atraso con que este país expresa sus reconocimientos sino como otra señal potente de que las heridas abiertas en esos oscuros años están todavía lejos de sanar.
En nuestra propia experiencia institucional y profesional eso ha sido evidente. Nos topamos con segundas y terceras generaciones de familiares de víctimas y también de victimarios en las que el trauma de la tortura sigue presente atravesando épocas y vidas y dando cuenta, en esta realidad específica, que el trauma sigue estando presente en nuestra sociedad. Frente a ello, el silencio y el olvido no constituyen una solución. Por el contrario, como bien sabemos en esta profesión, al trauma hay que ponerle  palabras para que sea posible su elaboración.
Esto, que es válido para las personas, para las familias, es válido para la sociedad. Las apelaciones a no seguir mirando el pasado, a dar vuelta la página se vuelven un obstáculo para el tratamiento efectivo de las heridas aún abiertas y presentes en el país.
Es por ello que el reconocimiento a Elizabeth no tiene que ver sólo con el pasado y la valentía de ella y muchos más al haber puesto sus capacidades al servicio de los que más sufrían en aquella terrible época . El reconocimiento, y así lo entendimos cuando patrocinamos su candidatura al Premio Nacional, tiene que ver con el presente y, sobre todo con el futuro.
El modo en que nuestra sociedad encare su historia y su pasado es determinante en la permanente construcción de una sociedad mejor, de una sociedad más justa y acogedora.
Para nuestro Instituto, en el reconocimiento a Elizabeth hay otra lección fundamental. Si bien la violación sistemática e institucionalizada de los derechos humanos  constituye una situación de traumatización extrema, la reflexión en torno a ello nos permite confirmar que los fenómenos del entorno sociopolítico en todas las épocas pueden tener efectos en la salud mental de las personas y de las familias por lo que, como ella ha mostrado a través de su gran y contundente contribución científica, académica y social,  la consideración respecto de esos fenómenos no puede ser ajena a nuestra mirada terapéutica.
Así, no podemos ignorar que, aunque distintos en su expresión e intensidad, las vulneraciones a los derechos humanos sigue constituyendo un desafío para sociedades como la nuestra. La discriminación en sus diversas formas, de género, de origen, de posición social, de todo lo que es diferente, sigue abriendo espacios a la violencia y la exclusión, generando un contexto de vulneración de derechos con relevantes efectos en las personas y en nuestro quehacer respecto de ellas.
Ello explica la importancia que asignamos al área psicosocial de nuestras actividades. En ella podemos apreciar cómo una sociedad que no se organiza desde el reconocimiento de los derechos de sus integrantes genera condiciones de precariedad e inseguridad con evidentes efectos sobre su bienestar sicológico, profundizando la desconfianza, el egoísmo y la soledad.
Nos gustaría pensar que en este Instituto promovemos entre quienes aquí se forman la idea de que la mirada terapéutica debe ser integral y que desarrollamos capacidades para trabajar con las personas atendiendo debidamente los efectos que el entorno social genera en ellas, de manera de explorar caminos más complejos y completos para recorrer con ellos.
En fin, como se hace evidente, tenemos muchas y muy buena razones para agradecer la presencia de Elizabeth hoy con nosotros, así es que termino sintetizando todas ellas en la idea de que su trayectoria nos muestra que el trabajo terapéutico tiene mucho que ver con el amor por las personas y, como el Premio Nacional lo simboliza, tiene que ver también con el amor por este hogar común que habitamos.

M.Cecilia Grez J.


viernes, 6 de octubre de 2017

Familias con niños con necesidades especiales e instituciones: una reflexión desde la experiencia de la unidad Psicosocial

A partir de la reflexión nacional que se ha generado en relación a la crisis del Servicio Nacional de Menores, y la interrogante acerca de cuál debiera ser la respuesta como sociedad frente a los niños que están en situación de vulneración de derechos, es que surge esta reflexión. Esta se enmarca desde nuestra experiencia como Unidad Psicosocial  y el aporte que podemos realizar en nuestro trabajo como terapeutas.

Partimos desde la premisa que las familias atendidas por el SENAME, en su mayor parte, se encuentran frente a una situación de violencia estructural, en condiciones de marginalidad y pobreza que se viene en muchos casos reproduciendo por generaciones, contexto que es aspecto medular del problema. 

En nuestra unidad trabajamos con agencias que atienden familias, muchas de las cuales son Organismos Ejecutores del SENAME, u otras instancias que forman parte de la red, como salud o tribunales de familia principalmente. En este contexto, una de las peticiones que recibimos  de  estas agencias es realizar un apoyo terapéutico a las familias, para que estos niños puedan ejercer su derecho a vivir en ellas.

Lamentablemente, vemos que la institucionalidad se activa en los casos en que se detectan situaciones de vulneración de derechos, como maltrato, negligencia o abuso, en vez de haber una detección temprana que busque como apoyar a los padres y proteger al hijo que requiere de una atención demandante de tiempo, energía, esfuerzo, con un gran desgaste físico, emocional y económico que muchas veces sobrepasa las posibilidades de las familias.

Al atender a familias con niños con necesidades especiales nos surgen algunas preguntas, una de ellas ha sido relevante en este tiempo: 
¿De quién es la responsabilidad de un niño con necesidades especiales cuando debido a las dificultades de él o ella, los padres se ven superados en su capacidad para   hacerse cargo de su cuidado y educación?  Y por otro lado,  no parece existir alguna institución del estado que disponga de los recursos para asumir la corresponsabilidad.

Desde los terapeutas es necesario reconocer la presencia de situaciones que superan las capacidades de los padres de cuidar adecuadamente a su hijo con necesidades especiales, lo que los expone a ser acusados de negligencia, conductas maltratadoras, o se los califica como carentes de habilidades parentales. En estas situaciones falta una real comprensión de la complejidad que exige la parentalidad  con estos niños. Peor aún, si alguno de los padres presenta características personales que le hace máss difícil el cuidado y, por lo tanto, queda más vulnerable a ser criticado y enjuiciado por el sistema.  

Frente a este tipo de familias, nuestra experiencia ha sido la de colaborar con la red de atención involucrada para aliarnos en ver y rescatar los recursos de los padres y reconocer las dificultades que tienen y así poder evaluar que ayuda es posible brindarles.  

En el trabajo con los padres, se acoge las dificultades que ellos tienen, se empatiza con lo grave de su situación, se los ayuda a mirar sus propios recursos y limitaciones .Se los ayuda a identificar y ampliar sus redes de apoyo.  El apoyo a los padres puede incluir el que ambos o alguno de ellos se anime a reconocer y aceptar que no puede hacerse cargo de su hijo o hija como este o esta lo requiere, y en consecuencia, es necesario y favorable buscar alternativas de cuidado. 

En estas familias nos hemos encontrado con la dificultad que a veces no existen redes de apoyo ni instituciones del estado que tenga las capacidades técnicas y recursos necesarios para abordar esta situación. Otra problemática que hemos observado es la dificultad de coordinación y articulación en el sistema proteccional, que tiende hacia miradas sectoriales, cuando lo que se requiere es una respuesta sistémica e integral. 

Necesitamos intervenciones más coordinadas, miradas más holísticas hacia los padres, hacia sus necesidades y las necesidades de sus hijos, por supuesto también recursos económicos. Sin embargo, y por sobre todo necesitamos comprender que estas  problemáticas nos interpelan como sociedad, ya que desde una mirada contextual relacional, la situación de los niños del SENAME es un síntoma de una sociedad que margina, segmenta, excluye, invisibiliza y vulnera a quienes se encuentran más desempoderados. 


Unidad Psicosocial
Sylvia Campos
Vivián Díaz
Verónica Gazmuri
Patricia González
Alejandra Pemjean

miércoles, 7 de junio de 2017

Notas de Familias y Terapias: “El Rol de los Interventores Psicosociales” y “Concepto de Negligencia Parental”

Los invitamos a revisar los dos nuevos capítulos de "Notas de Familias y Terapias", en donde el Dr. Sergio Bernales, nos propone reflexiones sobre dos temas muy importantes

“El Rol de los Interventores Psicosociales”, dónde nos invita a mirar los recursos de las familias más allá de la patología



“Concepto de Negligencia Parental”, mostrándonos que es importante comprenderlo desde el concepto del niño y de la familia. Además nos hace pensar sobre el trabajo de las instituciones para reestablecer los vínculos primarios en los niños y así respetar la subjetividad del niño.



Esperamos que les guste!!

viernes, 12 de mayo de 2017

Aliados de la diversidad sexual

Hoy nos es cada vez mas común escuchar términos como; diversidad, pluralidad, personas en situación de discapacidad, personas en situación de calle, necesidades diferentes, inclusión, integración y podríamos continuar y encontrar muchos otros términos ad hoc.  ¿Pero cuántas distinciones podemos hacer?  ¿Qué entendemos realmente en cada caso?

El tema que nos convoca en este momento es la diversidad sexual y de género. ¿Todos entendemos lo mismo cuando hablamos del tema? Si agregamos a lo anterior términos como trans, “queer”, intersexual, ¿entendemos todos lo mismo? Surge así la reflexión y comenzamos a hacer distinciones en nuestro trabajo. Entre ellas, ¿estamos capacitados para trabajar con parejas, niños, adolescentes y familias con un miembro LGBTI (lesbiana, gay, bisexual, trans o intersexual)?

A partir de estas preguntas decidimos conocer la opinión de los miembros del Instituto y cómo funcionamos institucionalmente en el contexto de diversidad sexual y de género. Surge así nuestra encuesta del año 2016, que arroja como uno de los principales resultados el interés por parte de las y los terapeutas encuestados de conocer más sobre el tema. Es interesante observar también cómo opera en la mente del terapeuta la temática, lo que determina su forma de preguntar y abordaje del tema. En una revisión de fichas clínicas observamos que solamente el 1,1% de los casos atendidos en el Instituto entre el 2009 y el 2016 consignan la temática de diversidad sexual, sin embargo, el porcentaje de terapeutas que atiende tal temática fuera del ámbito institucional es significativamente mayor: 78%.  Este fenómeno no se da únicamente en nuestro Instituto; cuando compartimos con Jean Malpas pudimos intercambiar opiniones acerca de cómo había surgido el tema en el Ackerman Institute y apreciamos que el proceso ha sido similar.


Se van abriendo diversos espacios de conversación y se va  relevando la necesidad de intercambiar ideas, conectarse con otras instituciones y generar alianzas. En este contexto, firmamos un convenio de colaboración con “Todo Mejora” —fundación líder en la prevención de suicidio y bullying homofóbico a niños, niñas y jóvenes LGBTI— para ser  aliados de la diversidad sexual y constituirnos en un espacio libre de discriminación.  En el marco de esta colaboración el 25 de marzo se realizó una capacitación,  donde pudimos conocer el contexto,  los factores de riesgo de la población LGBTI y profundizar en los distintos ámbitos de la identidad sexual  (dimensión social, motivacional y biológica).

Si bien este espacio permitió reflexionar tanto a nivel personal como institucional sobre la diversidad sexual y de género, también nos abre nuevas preguntas y despierta interés de seguir formándonos en esta temática: en cómo entendemos la diversidad sexual y de género y cómo la abordamos en nuestro quehacer clínico, cómo trabajamos  con niños/adolescentes LGBTI y sus familias, el desarrollo de la identidad sexual, el papel de la psicoeducación y el rol de la persona del terapeuta. Todo lo anterior se enmarca en los objetivos de nuestra unidad: abrir la reflexión, ofrecer atención y desarrollar investigación, y desde allí poder contribuir a visualizar las necesidades de los individuos, familias y parejas LGBTI. 

No nos queda más que invitarles a seguir dialogando en nuestra próxima Jornada Clínica a realizarse el 16 y 17 de Junio.


Equipo Clínico de Diversidad Sexual y de Género


Instituto Chileno de Terapia Familiar

viernes, 21 de abril de 2017

Dolores y Esperanzas del Terapeuta que trabaja en Divorcio

Son tantas las veces en que me he preguntado por el sentido de trabajar con el sufrimiento humano. Y mientras mas pasa el tiempo, más me lo pregunto porque probablemente los años y la experiencia hacen que las familias, parejas y personas con quienes trabajo tengan situaciones de vida cada vez más complejas. Es bueno preguntármelo, porque cada vez me ha permitido renovar el entusiasmo por lo que hago y sí vuelvo a darle sentido. Sin este proceso de reflexión y cuestionamiento acerca de lo que hago, el desgaste probablemente haría lo suyo y el encuentro con cada familia sería un acto automático, desconectado, un ritual diario sin sentido. Con seguridad, un encuentro poco o nada terapéutico.

La pregunta por el sentido en nuestro equipo es tanto o más fundamental aún.  En el camino, el proceso llevó a algunas terapeutas a buscar otros espacios, otros sufrimientos a los que acompañar. Eso ha sido una gran pena, pero un dolor por el cual es necesario atravesar para hacer las cosas con sentido. Aunque suene extraño, es probable que hayan partido a buscar “sufrimientos más dulces”.  Algunos desgarradores, otros no tanto, pero sufrimientos no elegidos, sufrientes que luchan consigo mismos por salir adelante y tener una buena vida.

La pregunta por el sentido de acompañar a personas que luchan más contra otros, que contra sí mismos y que no logran salir de la trampa de luchar con el otro para dejar atrás el dolor que ese o esa te causó, a veces simplemente, con su desamor. Acompañar a personas que sufren, pero a quienes el dolor enquistado en el alma les brota con una furia que arrasa en su camino con hijos, con familia, con amigos y consigo mismos. Personas que sufren y que desde la herida piden ayuda para que sus hijos estén mejor sin dejar ellos de estar en la pelea. 

Cada terapeuta necesita darle sentido a lo que hace. Y no una, sino muchas veces. 
Cada terapeuta trabaja con el dolor humano desde un sentido que es único y personal.  Yo, imagino el trabajo con el dolor de los divorcios difíciles desde la tozudez de buscar entre las rendijas de la rabia el dolor, pues desde la conexión con el dolor se puede construir. En el dolor está la esperanza y en la esperanza la fuerza y el optimismo para seguir creyendo que podemos aportar a un mundo de relaciones más amorosas. La esperanza de que sean muchos más los niños y niñas que puedan aprender cosas buenas del divorcio de sus padres. Porque esos niños un día serán padres y madres que tendrán que enfrentar dificultades y dolores y enseñarán a sus hijos con sus ejemplos como se enfrentan y como se crece a partir de ellos.

Cuando quiero renunciar, cuando me tiento con  pelea y me dan ganas de ganarle a un padre o madre enceguecido por la rabia, cuando dudo de si puedo ayudar, cuando me siento cansada del rol tan activo que es necesario para ayudar a estas familias, entonces, miro a los hijos. Veo a los hijos, veo a través de sus ojos el dolor…entonces, sigo.

Dolor y esperanza son solo las dos caras de una misma moneda.


martes, 11 de abril de 2017

Notas de Familias y Terapias: "El Desafío de Educar"

"El Desafío de Educar"
En este nuevo capítulo de Familias y Terapias, María Teresa Del Río, nos comparte una reflexión sobre el desafío de comprender a nuestros hijos en las diferentes etapas del ciclo vital. Nos invita a vivir la experiencia de educar como un momento único con cada uno de nuestros hijos.
Esperamos que les guste.

Si Ud. quiere ver este video en alta definición , puede hacerlo en el siguiente link  https://www.youtube.com/watch?v=SElrSU_6364

jueves, 9 de marzo de 2017

Bienvenida Alumnos 2017 y Día Internacional de la Mujer

Quisiera darles la bienvenida en este inicio del año académico 2017 a todas y todos nuestr@s  terapeutas en formación de Viña, Talca, Valdivia y Santiago, aprovechando la conmemoración del día internacional de la mujer.

Este día nos permite como terapeutas de familias y parejas  poner al centro,  la importancia de incorporar una  perspectiva de género en el encuentro terapéutico, que nos permita estar atent@s   a nuetras ideologías, creencias, valores y actitudes  en relación al tema de género, para trabajar la diferencia no en función de un orden jerárquico , sino que ponga como fundamento la reciprocidad.

Como sabemos la situación clínica,  no es una situación neutral: miramos y  observamos  desde el propio género, por tanto como terapeutas necesitamos entrenarnos en hacer visibles para nosotr@s mism@s y para las familias y parejas que atendemos,   este contexto de género que cruza nuestras organizaciones sociales de un modo evidente  y que  simultáneamente negamos y excluimos.

Por tanto este día 8 de marzo, día internacional de la mujer  nos invita a visibilizar, la necesidad de construir relaciones de igualdad,  justicia y de aceptación de la diversidad en nuestra humanidad.

Este es un desafío más en este proceso de formación ….

Bienvenid@s

Cecilia Grez

lunes, 6 de marzo de 2017

Notas de Familias y Terapias 16 "Cómo Construir Ritos"

En este nuevo capitulo de Notas de Familias y Terapias, Alejandra Aspillaga, psicóloga y Terapeuta Familiar de nuestro instituto nos habla sobre la importancia de los rituales como una forma de ir construyendo una identidad familiar y un sentido de pertenencia.

Esperamos que les guste.