viernes, 6 de octubre de 2017

Familias con niños con necesidades especiales e instituciones: una reflexión desde la experiencia de la unidad Psicosocial

A partir de la reflexión nacional que se ha generado en relación a la crisis del Servicio Nacional de Menores, y la interrogante acerca de cuál debiera ser la respuesta como sociedad frente a los niños que están en situación de vulneración de derechos, es que surge esta reflexión. Esta se enmarca desde nuestra experiencia como Unidad Psicosocial  y el aporte que podemos realizar en nuestro trabajo como terapeutas.

Partimos desde la premisa que las familias atendidas por el SENAME, en su mayor parte, se encuentran frente a una situación de violencia estructural, en condiciones de marginalidad y pobreza que se viene en muchos casos reproduciendo por generaciones, contexto que es aspecto medular del problema. 

En nuestra unidad trabajamos con agencias que atienden familias, muchas de las cuales son Organismos Ejecutores del SENAME, u otras instancias que forman parte de la red, como salud o tribunales de familia principalmente. En este contexto, una de las peticiones que recibimos  de  estas agencias es realizar un apoyo terapéutico a las familias, para que estos niños puedan ejercer su derecho a vivir en ellas.

Lamentablemente, vemos que la institucionalidad se activa en los casos en que se detectan situaciones de vulneración de derechos, como maltrato, negligencia o abuso, en vez de haber una detección temprana que busque como apoyar a los padres y proteger al hijo que requiere de una atención demandante de tiempo, energía, esfuerzo, con un gran desgaste físico, emocional y económico que muchas veces sobrepasa las posibilidades de las familias.

Al atender a familias con niños con necesidades especiales nos surgen algunas preguntas, una de ellas ha sido relevante en este tiempo: 
¿De quién es la responsabilidad de un niño con necesidades especiales cuando debido a las dificultades de él o ella, los padres se ven superados en su capacidad para   hacerse cargo de su cuidado y educación?  Y por otro lado,  no parece existir alguna institución del estado que disponga de los recursos para asumir la corresponsabilidad.

Desde los terapeutas es necesario reconocer la presencia de situaciones que superan las capacidades de los padres de cuidar adecuadamente a su hijo con necesidades especiales, lo que los expone a ser acusados de negligencia, conductas maltratadoras, o se los califica como carentes de habilidades parentales. En estas situaciones falta una real comprensión de la complejidad que exige la parentalidad  con estos niños. Peor aún, si alguno de los padres presenta características personales que le hace máss difícil el cuidado y, por lo tanto, queda más vulnerable a ser criticado y enjuiciado por el sistema.  

Frente a este tipo de familias, nuestra experiencia ha sido la de colaborar con la red de atención involucrada para aliarnos en ver y rescatar los recursos de los padres y reconocer las dificultades que tienen y así poder evaluar que ayuda es posible brindarles.  

En el trabajo con los padres, se acoge las dificultades que ellos tienen, se empatiza con lo grave de su situación, se los ayuda a mirar sus propios recursos y limitaciones .Se los ayuda a identificar y ampliar sus redes de apoyo.  El apoyo a los padres puede incluir el que ambos o alguno de ellos se anime a reconocer y aceptar que no puede hacerse cargo de su hijo o hija como este o esta lo requiere, y en consecuencia, es necesario y favorable buscar alternativas de cuidado. 

En estas familias nos hemos encontrado con la dificultad que a veces no existen redes de apoyo ni instituciones del estado que tenga las capacidades técnicas y recursos necesarios para abordar esta situación. Otra problemática que hemos observado es la dificultad de coordinación y articulación en el sistema proteccional, que tiende hacia miradas sectoriales, cuando lo que se requiere es una respuesta sistémica e integral. 

Necesitamos intervenciones más coordinadas, miradas más holísticas hacia los padres, hacia sus necesidades y las necesidades de sus hijos, por supuesto también recursos económicos. Sin embargo, y por sobre todo necesitamos comprender que estas  problemáticas nos interpelan como sociedad, ya que desde una mirada contextual relacional, la situación de los niños del SENAME es un síntoma de una sociedad que margina, segmenta, excluye, invisibiliza y vulnera a quienes se encuentran más desempoderados. 


Unidad Psicosocial
Sylvia Campos
Vivián Díaz
Verónica Gazmuri
Patricia González
Alejandra Pemjean

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