martes, 24 de noviembre de 2009

Terapia de Pareja: Trabajando con impasses e infidelidad. Michele Sheinkman. Noviembre 2009

En el marco del convenio que el Instituto Chileno de Terapia Familiar mantiene con el Instituto Ackerman de Nueva York, nos visitó Michele Sheinkman, quien compartió su vasta experiencia clínica en dos actividades en las que abordó el trabajo terapéutico con parejas. En el seminario el foco estuvo el “Ciclo de vulnerabilidad” y el modelo de múltiples niveles para entender los impasses en la pareja. En el Taller, tuvimos el privilegio de ver la palicación de los conceptos abordados en el seminario en una consultoría en terapia con parejas en que la temática de infidelidad era una temática relevante. En este taller pudimos integrar el modelo de los múltiples niveles y el ciclo de la vulnerabilidad en torno al tema de las dificultades en la intimidad y a una lectura de la infidelidad a la luz de estos conceptos. Una gran oportunidad para ver la consistencia en el trabajo de una terapeuta que ha hecho importantísimos aportes a la terapia de parejas .

Queremos compartir con ustedes las palabras de Claudia Cáceres al inicio del taller de supervisión.

Buenos días. Hoy he querido iniciar esta mañana compartiendo una de mis grandes pasiones: el Baile. El baile, no importa cuál sea, es el baile. El tango, en cambio, es por excelencia un baile en pareja. Un buen tango es la perfección del baile de a dos, del baile apasionado, del baile erótico. Es la perfección de la coordinación y la estética. Es lo máxima expresión de a dos.

Michelle ayer nos habló de las danzas de las parejas y de la importancia de identificar la danza particular que danza cada pareja que vemos en terapia. Era una metáfora..No se preocupen, entendí que era una metáfora. Pero, una metáfora certera. No da lo mismo que el baile sea una salsa, una zamba (que imagino saben bailar Michelle y Denise), una cueca ….o un reggaetón. En casi todos los bailes se necesita un otro, pero en ninguno como se necesita en el tango. Un buen tango no se baila con cualquiera. ¿se imaginan por ejemplo el tango que vimos al inicio con alguien que no te guste nada?.

Bueno, algo así es la vida en pareja. Es mejor si ese “otro” u “otra” te gusta, si ese otro u otra te conecta con los sentidos y con la sensibilidad de las emociones ….y con el lenguaje del cuerpo. Es mejor si ambos se entienden y se acoplan en coordinaciones de acción recíprocas, en pautas de interacción que fluyen y que van construyendo circuitos virtuosos que permiten que siempre haya ganas de volver a bailar …una y otra vez.¿Qué pasaría si al bailar tango cada uno se dejara guiar sólo por lo que uno quiere?...¿Si no tuviese en consideración la longitud de las piernas de la o el compañero al momento de contorsionarse? O si no se tomara en cuenta el peso al momento de ejecutar una pirueta en el aire?. Peor aún, qué pasaría si ante una diferencia el partner simplemente se retira..y “abandona el campo”?...o si ambos entraran en una lucha porque se haga lo que cada uno quiere…forcejeando una para la derecha y otro para la izquierda?. Seguro que estaríamos en un impasse.

No se puede vivir en pareja, o mejor dicho, al igual que en el tango, no se puede bailar, si no hay entendimiento, si no se cede para acordar la coreografía que les acomode mejor a ambos, si no se está dispuesto a ceder para llegar a un consenso respecto de la pieza que bailarán, los pasos que incluirán…o, los riesgos que correrán.Porque vivir en pareja implica asumir riesgos. Y renuncias.

Para que el tango sea de excelencia no se puede cambiar de pareja a cada rato. Se puede bailar bien con muchos bailarines, pero para que se superen etapas, se avance y se obtenga logros (que por supuesto, se sustentan siempre en un logro anterior)…no se puede cambiar cada vez que algo no resulta. Incluso cuando hay impasses dolorosos como una caída en medio del escenario. Los impasses en el baile son una oportunidad para corregir y mejorar. Pero, hay que sanar las heridas de la caída y restituir la seguridad y la confianza en el otro, pues detrás de una caída hay una o una serie de pequeñas equivocaciones que pueden hacen dudar de la capacidad de bailar bien juntos e incluso, de la continuidad de la sociedad que con esfuerzo han venido construyendo a lo largo de la historia juntos.

También es importante reconocer cuándo, pese a todos los esfuerzos…no son el uno para el otro. Cuando sencillamente, no hay fiato entre los bailarines. Hay veces entonces, que se hace necesario cambiar de pareja, y buscar hasta encontrar aquella con la que piensas que puedes armar una buena pareja. Búsqueda que seguramente tendrá otras exigencias, pues en el camino se ha aprendido y adquirido destrezas, desarrollado gustos y necesidades que no estuvieron presentes en la etapa anterior, cuando elegiste a la anterior pareja.


La pregunta de hoy es si se puede bailar bien de a tres. Anoche conversábamos con mis amigas de la USEP y pensábamos que, de poderse, se puede, pero que no es lo mismo. Al menos, en el tango no. (y una de ellas vivió varios años en Buenos Aires, por lo que, de tango sabe).
La belleza del tango, tiene tanto que ver con la complicidad de la pareja que lo baila, y tanto que ver con la intimidad que le da la sensualidad y pasión, sin las cuales….., no sería tango. El tango arrabalero, el tango de salón…cualquier tango es un bonito tango si tiene esa complicidad e intimidad que le da la fuerza y lo hace diferente a cualquier otro tango. La intimidad que se delata en la seducción, en dos que entrelazan casi mágicamente sus cuerpos con armonía y que se contorsionan al ritmo de una música que los envuelve.Uno más en el baile, otro, un tercero……… haría otra danza. A veces, simplemente saber que el otro bailó con otra, hace que la transparencia del baile bailado por tantos años pierda la naturalidad, la obviedad que tenía hasta ese momento. ¿Ese paso nuevo, esa cadencia desconocida……no la aprendió conmigo…..con quién lo hizo?. ¿Y si está bailando conmigo pensando en otro?

Michelle hoy nos hablará de lo que ocurre con las danzas de las parejas de a tres..o más. Dejémosle a ella profundizar en estos misterios.Yo, prefiero terminar esta introducción mencionando algo que es complejo, pero menos misterioso. El rol del terapeuta en la terapia de parejas.

Si seguimos con la metáfora del baile, el terapeuta sería algo así como el coreógrafo. La distancia de estar fuera del baile, de no ser miembro de la pareja que baila, le permite mostrar aquello que no está suficientemente bien…..aquellos movimientos que no son fluidos, los movimientos riesgosos que están haciendo …aquello que hacen y que puede ser peligroso para ellos.El terapeuta, como el coreógrafo es el personaje importante, pero desconocido para quienes rodean a los bailarines. Que los ayuda a que la danza sea buena para ellos. Un invisible acompañante que les transmite que es posible hacer las cosas mejor, que las dificultades son posibles de solucionar, que la ejecución se puede mejorar, que la complicidad se puede desarrollar, que los impases, con trabajo, con deseo …y a veces, con ayuda, se pueden sortear y que incluso se puede aprender de ellos.

Esta mañana si todo sale como tenemos programado, podremos ver las coreografías que pueden hacer Michelle junto a una pareja que ha tenido dificultades en su danza. Seremos algo así como espectadores tras el espejo y ella la coreógrafa con sus bailarines haciendo juntos el esfuerzo de hacer de una o varias caídas una oportunidad de plantearse de manera diferente frente a la relación.

Los invito a seguir con ella y a disfrutar del baile.
Muchas Gracias.

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