
lunes, 28 de octubre de 2019
Las Preguntas y las Respuestas de la Crisis
Que es necesario que haya paz social para que haya Justicia. (¿?)
Estoy contenta de esta explosión de preguntas. Muchas familias están
conversando de temas que no habían conversado antes. Padres con sus hijos e
hijas hablando de equidad… ¿Por qué equidad y no igualdad.. cuál es la
diferencia? Madres y padres llamando a
sus hijos a la consecuencia y conversando de la solidaridad en sus casas, en lo
cotidiano, con quienes tienen cerca. Hijos e hijas cuestionando a sus padres
por situaciones que les parecen injustas o abusivas de ellos hacia otros.
Familias haciéndose preguntas por la historia de nuestro país, padres, madres,
tíos y abuelos compartiendo sus historias en tiempos de dictadura. Familias
preguntándose por la violencia y cuestionando sus propias prácticas…. en la
vida diaria. Familias que se preguntan cómo aportar a que el clamor por un
nuevo trato sea escuchado o cómo se podrá reconstruir lo dañado. Padres y
madres que por primera vez tienen
que responder a sus hijos la pregunta ¿Puedo ir a la marcha?
Ps. Claudia Cáceres Pérez.
Que con el Chile movilizado, no estamos en Democracia. (¿?)
Que un carabinero de las fuerzas especiales sea sorprendido “caceroleando” (¿?)
Que militares les digan a los manifestantes, que protesten tranquilos, que ellos
los protegerán. (¿?)
¿Por qué pasó esto?
¿Qué fue lo que no vimos?
¿Qué nos tenía dormidos?
¿De qué despertamos?
¿Qué país queremos?
Son tantas las frases, las imágenes, las reflexiones, los videos, las
noticias- verdaderas y falsas- que nos han dejado estos días. Pero sobre todo,
son tantas las preguntas que surgen después de esta semana. Yo pensé que
después de vivir la dictadura y el retorno a la democracia, con sus sueños, sus
rabias, sus marchas….. ya, a nosotros, los de entonces, no nos tocaría más. Ya
habíamos tenido nuestra cuota de heroísmo y de significativo aporte al país. Parecía que se nos hubieran acabado
las preguntas.
Es emocionante decir que estaba completamente equivocada. ¿A quién no se le
ha llenado la cabeza, el corazón y el alma de preguntas en estos días?... miles
de preguntas. A todos, sin distinción de
colores, de clases sociales, de edad, de ideología política, si pertenecen al
gobierno, a las FFAA o a la sociedad civil.
Mamá… ¿qué es justicia?, le preguntó una niñita de 6 años a su madre.

Estas conversaciones nuevas, también se han instalado en nuestras salas de
terapia. Cómo no, si todo lo que les ocurre a las personas es en contexto (y a
los terapeutas también). Somos en contexto. Imposible no tomar en sesión el
impacto de lo que está ocurriendo. Todos impactados, no importa la lectura que
haga cada uno de los hechos, todos impactados. Y todos, haciéndonos preguntas
(por suerte a nosotros los terapeutas no nos piden respuestas, solo que
escuchemos sus preguntas y los ayudemos en el camino de construir sus propias
respuestas). Parejas que pueden hablar de cómo, por acostumbrarse a una
relación inconfortable, incómoda, insatisfactoria, no hicieron lo suficiente
por transformarla, hasta que explotó. ¿Y si le hubiera dado el peso a las
señales que me diste de que esto no andaba bien? (Porque eso pasa. A veces, no
es que no se diga, tampoco es que no se escuche… se dice bajo y/o lo que se
escucha no se dimensiona y se deja pasar, con medidas y cambios poco sustantivos
que no impiden luego, la gran crisis). Si los cambios son solo respuestas para
mitigar la crisis, va a volver a ocurrir. Como ven, es posible que esté
hablando de la pareja o del país… los procesos del conflicto y crisis, son los
mismos.
Emocionante ver, cómo emergen en estos días, parejas que conversan en
terapia de cómo encontrar puntos en común frente a la divergencia de miradas
que surgen entre ellos frente al conflicto país. “Nuestros hijos merecen que
encontremos lo que nos une en medio de nuestras diferencias.” Ambos estuvieron
de acuerdo que lo que los unía no era la explicación que cada uno tenía
respecto de lo que ocurría (invasión alienígena, v/s expresión espontánea del
descontento). Sin embargo, concluyeron: que era posible que fuesen ambas, en la necesidad de cambios profundos y
en el camino no violento para lograrlo. Inicialmente, frente a lo que veían, se
quedaron sin respuestas, entonces se preguntaron, conversaron y construyeron su
propia respuesta.
Como terapeutas. También nos han surgido preguntas nuevas. Nuevos
contextos, nuevas preguntas. Porque no es lo mismo salir a marchar por las calles y arrancar de bombas
lacrimógenas y “guanacos” a los 18 o 20 años que a los 55 o 60. La agilidad física es lo de menos. Lo
relevante son las preguntas, porque son otras las preguntas las que nos hacemos
los de entonces, ahora terapeutas, ¿qué les pasaría a nuestros pacientes si nos
ven en este lugar, con una olla en la mano, bajo un cartel que dice “Nos
robaron tanto, que nos robaron hasta el miedo”? ¿Es necesario que nuestros
pacientes conozcan nuestra ideología política o la manera de comprender la
cuestión social del Chile de hoy y el conflicto en el que se expresa? ¿cuál es
la mejor manera de cuidar y seguir en función
terapéutica con todos y cada una de las personas, parejas y familias que
atendemos en tiempos de crisis? A mí estas preguntas, se me han hecho presente
de un modo inesperado y cuestionador. Como estas preguntas son relevantes, y no
nos remiten solo a consideraciones técnicas, sino más bien a consideraciones
éticas, creo que tardaré un tiempo en construir alguna (espero que no
demasiado) y necesitaré varias conversaciones significativas con otros para lograrlo.
Ojalá que, en el apuro por resolver la crisis, quienes gobiernan no lleguen
a respuestas rápidas, no cierren el imprescindible proceso de preguntarnos y de
preguntarse, de verdad. Que tengan la sensatez de construir respuestas
relevantes ante las preguntas difíciles que surgen. No será fácil. Estamos formados
y entrenados para responder, valoramos tener respuestas, se nos exigen
respuestas. Las valoramos mucho más que formularnos preguntas. Sería bueno escuchar de nuestros gobernantes algo
así como: “En el escenario actual, tenemos que CONSTRUIR nuevas respuestas. Las
que teníamos, ya no nos sirven. Los sucesos de esta semana han puesto en jaque
(mate) nuestras miradas, tenemos que repensar para poder responder en base a la
realidad de hoy, porque ésta, nos obliga revisar nuestras comprensiones y las
respuestas debemos darlas en repuesta a la comprensión de lo que se nos ha
develado en estos días … y esto, no podemos hacerlo solos, sino con ustedes”
¿Imposible?
Las respuestas deben ser “situadas”, en un contexto, en un momento. Las
respuestas que no recogen lo que ocurre en lo profundo en nuestro país, las
respuestas automáticas, las respuestas dadas porque es necesario responder a la
urgencia, no alcanzan para recoger la profundidad de los fenómenos que éstas
intentan explicar y resolver. Y, me temo, que las respuestas construidas entre
los mismos, en el fondo, corren el riesgo de ser las respuestas de siempre.
Para los de entonces- no se habían
acabado las preguntas. Tampoco se habían agotado los sueños, ni las rabias, ni las marchas.
Ahora, a ir por más…. para todos.
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1 comentario:
Gracias Claudia por compartir tus preguntas y reflexiones. Es cierto que este tiempo ha estado cargado de preguntas y nos ha obligado a poner el momento nacional en las conversaciones terapéuticas. Ayer una niña me dijo que tenia miedo a que llegaran las manifestaciones a su casa...Los adolescentes están especialmente inquietos interna y externamente con el tema; adultos tristes, enojados, preocupados...en fin...y nosotros como terapeutas también estamos ahí, escuchando atentos, intentando calmar y al mismo tiempo sintiendo internamente como nos toca este tema a cada uno. Difícil tarea ser terapeuta en momentos de crisis como la que estamos viviendo. Me sirve recordar que en dialogar y escucharnos somos todos iguales, y que prestar nuestra atención plena y sin juicio ya es un aporte imprescindible para sanar.
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