lunes, 29 de noviembre de 2010

Entrenamiento en Supervisión Sistémica

El lanzamiento de una nueva versión del Curso de Especialización en Supervisión del IChTF para 2011 me permite compartir la experiencia como participante en el Taller de Supervisión para supervisores en entrenamiento, que se encuentra entre las que más me han aportado para mi crecimiento profesional y personal. Me ha permitido –desde una mirada recursiva más- comprender que el proceso formativo evoluciona: lo que comenzó hace años durante el Postítulo de Terapia Familiar, con el aprendizaje experiencial de que somos “observadores-partes-de-lo-observado” en todo encuentro con familias consultantes, hoy se plasma en el quehacer de la supervisión sistémica: he internalizado el hecho de que la persona, terapeuta y supervisora que soy, participa y se actualiza en cada encuentro intersubjetivo, tanto con el sistema supervisado como con el consultante.

SELLO ICHTF He tenido el privilegio de participar en un Taller con el sello inconfundible del Instituto, que favorece miradas profundas y promueve tanto el compromiso personal como el quehacer ético y respetuoso hacia quienes consultan. Un sello que ha estado presente a lo largo de mi formación como Terapeuta Familiar, como Diplomada en niños y adolescentes y ahora como supervisora en el IChTF que incluye la exigencia cuidadosa por parte de los supervisores a cargo (esta vez meta supervisores), la entrega generosa de conocimientos, miradas y estrategias de intervención; el sello del humor, las risas y también las lágrimas compartidas; de la solidaridad, cariño e incluso amistad entre compañeras/os de formación (¡en este grupo somos nueve mujeres y cada una ha sido un gran descubrimiento!). Sólo en este clima es que se puede mirar con valentía cómo nuestras historias de vida y de vínculos tempranos requieren de nuestra consideración permanente y están presentes al momento de “acompañar” y de “acompañar a acompañar” a otros; sólo de esta manera se hace posible abrir el alma para estar conscientes de nuestras resonancias, nudos ciegos, empatías o quiebres de ésta.

CALIDAD DE LOS SUPERVISORES Hemos tenido el privilegio de contar con supervisores de excelencia en lo profesional y de gran calidad humana (Eduardo Nicholls y Cecilia Jara en 1er. año; Eduardo Carrasco y Margarita Díaz en 2do. año), que nos han acompañado progresivamente a ir comprendiendo lo que ocurre y lo que se juega en cada supervisión, desde el modelo sistémico. La tarea principal ha sido instarnos a incorporar nuestra subjetividad en el proceso de supervisión, a incluir tanto nuestra identidad de supervisor/a, como la del supervisado en la comprensión de ésta. Han sido guías, acompañantes y -como ellos mismos nos han comentado- cuidadores de que en todo momento “el grupo se sienta en un lugar seguro”.

IMPORTANCIA DEL GRUPO Durante mi participación en este Taller, he “vuelto a aprender” que este modelo considera al grupo como aspecto esencial para la formación. Desde el enfoque intersubjetivo, como nuestros supervisores han insistido, se enfatiza que es sólo desde la interacción continua que se genera la subjetividad (espacio terapéutico, proceso grupal, supervisión) y que son las relaciones las que crean significados necesarios para el trabajo con otros sistemas humanos. Así, una vez que se ha generado el clima de intimidad, profundidad, complicidad y confidencialidad necesarios, el grupo de trabajo emerge y actúa como sostén y, a la vez, impulsor de las dinámicas que allí se generan; permite que queden regulados tanto el nivel de exposición como el de intensidad con que se trabajará y que emerja la emocionalidad necesaria como para que se haga posible acompañar a su vez los dolores de quienes nos consultan. Se establece una relación de “mutualidad asimétrica” entre supervisores y supervisados: somos parte del mismo grupo, pero son ellos quienes asumen la responsabilidad final del cuidado y guía. Así, el grupo es capaz de contener, regular, avanzar o retraerse si es necesario, en dinámicas que son isomórficas y están en relación recursiva entre lo que ocurre en la familia y en la terapia.

CONCLUSIÓN Estamos a dos meses de concluir nuestro trabajo de dos años; si miro hacia atrás, admito que me generaba ansiedad y algo de temor dar este nuevo salto en mi formación, que se fue disipando precisamente gracias a un buen grupo de trabajo. Hoy ha crecido mi convicción de que este Instituto es un gran lugar para quienes estén pensando en formarse en el área de la terapia sistémica.

Ps. Alejandra Aspillaga Vergara
Terapeuta Familiar y de Parejas
Instituto Chileno de Terapia Familiar

lunes, 18 de octubre de 2010

Despidiendo las Quintas Jornadas Sistémicas

Hemos llegado al final del camino que iniciamos en abril de 2009. Y, hemos llegado contentos. Cansados también, pero con un cansancio que sabemos va a dar paso luego a la satisfacción de la tarea cumplida.

Hemos recibido durante estos días expresiones de reconocimiento por haber generado la posibilidad de conocer y compartir trabajos de muy buena calidad. Nosotros pensamos lo mismo. y nos alegra enormemente el nivel de todas las presentaciones.

Hemos conocido el trabajo de equipos de muy diferentes instituciones y lugares y reflexionado en torno a los temas de siempre, pero con una mirada novedosa y un espíritu creativo que nos refrescan. También hemos escuchado temas nuevos, desarrollos conceptuales que complejizan la comprensión de las familias, las parejas, las dinámicas sociales, las crisis. Hemos escuchado a terapeutas de larguísima trayectoria, que han ofrecido su experiencia versión 7.0 para abordar temáticas del siglo XXI, con la riqueza que da la sabiduría y la mirada renovada. Hemos escuchado también a profesionales jóvenes, llenos de energía y que plantean interrogantes que nutren el quehacer de los que están empezando y también de los que llevan ya tiempo en el camino. A todos ellos, muchas gracias por la generosidad de compartir y de escuchar lo que los otros hacen en sus propios ámbitos.

Estamos contentos, porque creemos que cumplimos con generar un espacio grato y de calidad para construir una gran jornada. Jornada que fue pensada de modo tal, que su resultado es una co-construcción entre los expositores y la organización. Sin todos ustedes, esto no habría sido posible. Los contenidos y la experiencia la pusieron ustedes y nuestros invitados nacionales e internacionales.

Edith y Steffano, con su larga experiencia aportaron con conceptos y metodologías, que sin duda enriquecerán nuestro quehacer. Ambos, de una sencillez impresionante, compartieron con nosotros el momento del rescate del último minero. Se sentaron frente a un televisor y con infinito respeto y emoción, creo yo, asistieron a este momento histórico junto a nosotros. Esa sensibilidad, esa capacidad de sintonizarse con lo que ocurre a su alrededor, aún cuando no los toque directamente, es parte de lo que los une a ellos con cada uno de nosotros, que por varias razones -ahora sabemos que entre ellas la de haber sido terapeutas fracasados en nuestras familias de origen- elegimos acercarnos a lo sistémico-contextual como una opción epistemológica para pensar y trabajar desde ahí.

La organización de estas jornadas, como cualquier otra experiencia bien aprovechada de la vida, nos deja importantes aprendizajes que servirán para futuras jornadas. Aprendizajes de todo lo bueno vivido y lo que resultó como esperábamos o mejor de lo que esperábamos, pero también aprendizajes de aquello que no fue como quisiéramos. Fundamentalmente hubiésemos querido que la convocatoria fuese mayor, y que más profesionales tuvieran el privilegio que cada uno de nosotros tuvo de nutrirnos de tanto trabajo de gran calidad. Tenemos el desafío por delante de lograr conciliar de mejor manera la accesibilidad con mantener los estándares de calidad en lo operativo y académico.

Tendremos tiempo para hacer un balance de lo que han sido estos días y seguir pensando respecto de cómo seguir adelante. Para ello convocamos a otras instituciones previamente a las jornadas, con la idea de iniciar un proceso de diálogo que esperamos sea fructífero en cuanto a construir redes entre quienes estamos en algún lugar de la gran órbita de lo sistémico. Así, las sextas jornadas podrán hacerse una realidad en algunos años más…esperamos que no doce.

Llegó el momento de la despedida y como cualquier despedida. (después de tener una experta en duelo con nosotros, que nos recuerda incansablemente la importancia de que los círculos se cierren)..como cualquier despedida, debe centrarse en la gratitud y lo dado, además de lo que termina o se pierde.

Quiero pedirle a Carolina Bozzo, que suba al escenario.

Gracias Carolina a ti y a Capsis, pues con tu experiencia y sabiduría siempre nos alentaste en los momentos difíciles y nos recordaste el espíritu de equipo fundamental para hacer bien y amablemente las tareas.

Quiero agradecer a Freddy Orellana del Instituto Humaniza quien con su laboriosidad y espíritu reflexivo sacó adelante un montón de detalles.

A Mauricio Arteaga, decano de la facultad de Psicología de la UAH, quien no nos puede acompañar hoy porque debió viajar a España a acompañar a su señora que con 6 meses de embarazo fue a rendir su examen de doctorado. Mucha suerte para ellos y gracias a Mauricio que puso a disposición de estas jornadas no sólo los recursos operativos de su escuela, y a sus alumnas que nos acompañaron en todo momento para que esta jornada funcionen de la mejor manera, sino la visión política imprescindible para emprender una tarea de esta naturaleza.

A Claudia Lucero, quien desde la Universidad de La Frontera en Temuco, trabajó incansablemente como coordinadora del comité científico para recibir, seleccionar y organizar cada uno de los trabajos que formaron parte de lo que vimos estos días. Si a alguno de ustedes les llegó demasiadas veces un correo de Claudia….bueno, así logró que todo funcionara.

A Alejandra Martínez, quien se incorporó al trabajo en la etapa más intensa y que con su experiencia en la organización de eventos fue un apoyo fundamental para mí y para la comisión.

Quiero dar las gracias especialmente a Fabiola Meneses, la secretaria general de las Jornadas y en su nombre a todas las secretarias que apoyaron esta labor. Fabiola con su incansable dedicación, su tranquilidad para enfrentar las innumerables dificultades que se presentan en la organización de cualquier actividad de este tipo y la dulzura con que se relaciona con las personas..ha sido la piedra angular de este evento. Fabiola, las Quintas Jornadas tienen su sello.

Por último, quiero agradecer al Directorio del Instituto Chileno de Terapia Familiar la confianza depositada en mí para representar a esta institución, a la que tanto quiero, en esta actividad. Por creer que era un sueño posible y que tendría la capacidad de aunar el trabajo de diferentes instituciones y de profesionales de gran prestigio en una labor mancomunada para aportar más allá de cada una de nuestras instituciones.

Me despido en nombre de esta Comisión y espero que nos encontremos en unos pocos años más, más grandes, con más experiencia, pero con el mismo espíritu de aprender unos de otros y de disfrutar juntos. Sugiero, tomar clases de cuecas bravas desde ya.

Un abrazo y los dejo con 2 minutos de música para cerrar con una hermosa canción.

Ps. Claudia Cáceres P.
Presidenta
Quintas Jornadas Sistémicas

jueves, 16 de septiembre de 2010

El sufrimiento de Chile


Ps. Edith Goldbeter-Merinfeld
(Traducción realizada por Ps. Claudia Manhey)

Chile ha sido bruscamente golpeado este año. Por un sismo en febrero de 2010 y por un derrumbamiento de mina que bloqueó a una treintena de mineros en un bolsillo de aire en el que están enterrados, viviendo ahí, sin su consentimiento.Estas catástrofes humanas produjeron muertos, traumatizados y tocaron a todo un país.

Voy a proponer algunas reflexiones sobre cada una de ellas y también sobre su impacto en conjunto.

Querría precisar que, aunque he tenido una práctica terapéutica que me ha hecho encontrar numerosas personas en duelo y traumatizadas, jamás he estado confrontada con una situación tan gigantesca como la que se vive actualmente en Chile, y mis reflexiones no pretenden entregar una visión realista y objetiva de este desastre.

Paul Watzlawick describió (Watzlawick y Hacker, 1988) que cuando le construyeron a la Nasa inmensos hangares para proteger los cohetes, se habría pensado que este tipo de refugios respondía a las mismas reglas que los sistemas más pequeños, provistos de un simple techo. Sin embargo, no fue el caso: En estos lugares cubiertos e inmensos, hubo turbulencias climáticas que jamás se manifestaban en los garajes de tamaño normal. Es decir, no podemos transponer modos de funcionamiento identificados en pequeños sistemas a sistemas mucho más gigantescos.

Seguiré entonces siendo prudente al evocar los efectos de traumatismos en grandes grupos sociales, evitando inferir automáticamente a partir de lo que pasa en una familia lo que sucedería en una institución confrontada a circunstancias "análogas".

Sea lo que sea, respecto al temblor de tierra y sus consecuencias - número de muertos entre los que algunos fueron en un principio declarados desaparecidos, las destrucciones de casas y de bienes-, no puedo abstenerme de asociar estos acontecimientos con lo que viven supervivientes de guerra…:No encontrar a los suyos, perderlos de manera brutal e inesperada, sin haber podido decirles adiós, sin estar seguros al principio que verdaderamente perecieron, deja un hoyo abierto en las generaciones y convierte el proceso de duelo en algo extremadamente difícil.

Las vivencias de los sobrevivientes pueden entonces ceder bajo preguntas diversas y lancinantes: ¿por qué les aconteció esto a ellos y no a mí?, ¿quizás habría tenido que explicarles antes esto o aquello?, ¿no debería haberme reconciliarme con ellos antes?, ¿habría podido salvarlos?… Es muy difícil avanzar en un proceso de duelo cuando tales preguntas están presentes y quedan sin respuestas, o a lo menos sin ecos…

Todas estas vidas que brutalmente se volcaron en la nada dejan tal vacío…

Si tales situaciones son enfrentadas por profesionales, su modo personal de aproximarse a las ausencias y su manera vivir los duelos pueden correr el riesgo de amplificar el malestar de los que les piden ayuda, o reforzar una pared de incomprensión y de ese modo instalar un sentimiento de injusticia.

El trabajo de "tutor profesional de resiliencia" (cf. Goldbeter-Merinfeld, 2010 b) es arduo y delicado. Se tratará para el terapeuta de lograr "abrir" la comunicación, es decir de permitir los intercambios de emociones en el seno de la familia. Esto significa también que este profesional esté dispuesto a oírlos, a aceptarlos (no puede calificarlos, o siquiera pensar en ellos como inadecuados, inconsistentes o inapropiados). Se trata entonces de respetarlos, aún cuando les serán propuestos reencuadres alternativos para ensanchar la relación que tiene con el entorno. De hecho es parte de la psicoterapia cambiar la relación con el entorno, abriendo más ampliamente la mirada y enriqueciendo desde ahí el paisaje observado... (Goldbeter-Merinfeld, 2010 a)

Me gustaría destacar otro punto: La guerra, como la injusticia de ciertas desapariciones y muertes, es algo que Chile ya sufrió bajo la dictadura. Pero por lo menos hubo un enemigo designado que pudo más tarde transformarse en el objeto de cóleras, de venganzas, aunque fuera sólo en un nivel fantasmal. Esto permitió a algunos expresar la cólera, los reproches y la frustración. Sabemos (cf. Bowen, 1976, y su noción de sistema comunicacional abierto) que la posibilidad de expresar los sentimientos a los cercanos respecto a la muerte de un ser querido facilita el proceso de duelo (cf. Goldbeter-Merinfeld, 2003).

¿Pero en este caso, quiénes son estos "enemigos designados"? ¿La Tierra y sus fallas? ¿El estado que debería haber alejado a la población de estos lugares?- ¿Pero, no es todo el país un lugar donde tales riesgos existen? Podemos preguntarnos si la impotencia de encontrar un blanco responsable no es aquí un factor agravante y si la reflexión de los interventores no debiera profundizar en estas nociones y en las alternativas posibles…

Las reparaciones de todo orden muestran que otros, en el país o en el extranjero, comprendieron el perjuicio y su injusticia, pero éstas guardarán siempre un gusto de "demasiado tarde": demasiado tarde porque el mal está hecho, demasiado tarde porque algunos no se beneficiarán de eso, y porque es demasiado tarde para algunos…

Esto no impide que sea preciso ayudar a los sobrevivientes a aceptar su sobrevivencia, que establezcan rituales para dar el peso a los ausentes, a desplegar lugares hasta simbólicos a los que puedan dirigirse y avanzar en sus intercambios; a esos lugares personalizados se les pueden depositar memorias que permitirán a los deudos abrirse lentamente un camino hacia la recuperación de la confianza en la vida…

Además de las pérdidas de vidas humanas, las casas destruidas y los bienes aniquilados provocan otros duelos que hay que hacer: los de haber tenido un buen pasar adquirido gracias al trabajo y a los esfuerzos diarios, y que habían entregado un sentido seguridad respecto del futuro. Esta vía segura se rompió para desembocar en la miseria y la incertidumbre. Cómo caer a cero o bajo de cero, habiendo sido despojado, ya que el entusiasmo y los recursos físicos del comienzo, que habían sostenido los esfuerzos con vistas a alcanzar este bienestar relativo, ahora están ausentes, saqueados por la tristeza, la depresión o la edad…

La vivienda, más allá de la base de seguridad que ofrece, es también el lugar donde están guardadas las memorias - las fotos, las cartas, los objetos guardados de otras generaciones, los legados, los regalos – es decir las huellas de filiación y de pertenencia. Cuando esos rastros preciosos de la historia desaparecen, ¿cómo construir un futuro si no ya no se cuenta con su apoyo? Es aquí dónde se vuelve preciso ayudar a estos sobrevivientes a recoger sus cuentos del pasado, sus descripciones de los miembros desaparecidos, de reunirlos en un escrito para concretar un rastro transmisible a las generaciones futuras. Estos cuentos materializados no deberían sólo contener las fotos de las ruinas del sismo, sino también los cuentos respecto a los acontecimientos que precedieron el terremoto, y también los que se remontan lo más lejos posible en el pasado.

Los interventores psicosociales que encuentran a estos sobrevivientes pueden transformarse en tutores de resiliencia o intentar serlo con el fin de favorecer un salto que permita una bifurcación respecto a la vía fijada por las vivencias post-traumáticas. Esto significa que los terapeutas crean en la posibilidad de un reencuadre en la manera que ellos contemplan el futuro. Y aquí, sólo puedo recordar cuánto la noción de trabajo de duelo, la capacidad de hacer el duelo del futuro es la esencial, y es esta faceta del duelo la que el interventor tendrá que flexibilizar en primer lugar… (Goldbeter-Merinfeld, 2003)

Otro acontecimiento conmueve actualmente Chile: los mineros sepultados. Acabo de leer en la prensa que cinco de ellos se aislaron y parecen deprimirse…

No olvidemos que si bien esta treintena de mineros siente la solidaridad del pueblo hacia ellos, y también de extranjeros, siguen encerrados en un contexto particular: el contraste entre el día y la noche no es perceptible sino sólo por sus sensaciones corporales y por las informaciones que vienen del exterior. No gozan del beneficio de la luz de día. Conocemos el efecto antidepresivo de esta luz. Además, el tiempo (hablamos de tres o cuatro meses) que todavía deberán pasar bajo tierra antes de ser socorridos, es enorme y puede gastar el ánimo. La familia, los cercanos y las costumbres de vida y rituales diarios están fuera de su alcance, cuando estos elementos son los que contribuyen para nuestra seguridad y estabilidad. Estos hombres están pues, en un desequilibrio completo con relación a su modo de vida acostumbrado. Es aquí dónde la fuerza del grupo, la organización del sistema debe crear formas de apoyo alternativo.

Pudimos también comprobar los recursos del sistema de estos mineros creado sobre las bases de una reclusión forzada: organizaron una vida bajo tierra, con reglas y rituales, mostrando al mismo tiempo los tesoros de "salud" de lo humano. Pero no sabemos cómo este sistema evolucionará en el tiempo…

Estos hombres saldrán en todo caso diferentes de lo que eran al entrar. Tendrán, a su salida que readaptarse al mundo exterior, aunque sueñen ahora con este momento, necesitarán nuevas cualidades adaptativas, lo que representará para algunos un esfuerzo doloroso incluso inalcanzable. Sus cercanos se habrán acostumbrado en vivir con un ausente presente, pues habrán cambiado también y anticipado a su manera lo que pasará a su vuelta… Los cercanos pues tendrán que readaptarse también a este nuevo hombre formado a partir de la experiencia del encerramiento y del grupo…

Será posiblemente necesario contemplar un trabajo de duelo de lo que habrá sido para el minero un capullo, su matriz subterránea. La confrontación a las realidades del diario vivir en el exterior, de los niños, de la pareja, los parientes, del trabajo, de la vida social en general ya no tendrá ni el mismo sentido ni el mismo gusto que antes del encierro. Además, esta realidad será comparada con la situación que habrán soñado sin duda durante todo el tiempo de reclusión…y esto será recíprocamente vivido por los cercanos…

Estos dos acontecimientos conmovedores que son el terremoto y el derrumbamiento de la mina que encerró a los mineros, marcando las trayectorias de sus participantes y de los testigos próximos, habrán perturbado el curso del tiempo: sus anticipaciones del futuro concebidas antes de estos acontecimientos se habrán revelado insensatas y ajenas; nuevas visiones del futuro, articuladas sobre las vivencias traumáticas corren el riesgo de ser difíciles de instaurar o generar. Todo un trabajo debería hacerse (con o sin ayuda) para permitir a las familias tocadas de hacer sus duelos diversos y de construir una nueva vía.

martes, 7 de septiembre de 2010

Una lección acerca de los recursos y las posibilidades

La semana pasada dos de mis hijos tuvieron la increíble oportunidad de estar en una conferencia que dio Nik Vujicic en el Saint George´s College, donde estudian. Para quienes no saben quién es él, basta con decir que es un hombre australiano, de 23 años de edad, que nació sin brazos ni piernas, que recorre el mundo dando conferencias motivacionales acerca del sentido de la vida y que lo puden ver en algunos videos buceando, haciendo surf, andando en skate y jugandoa la pelota.

Mientras estudiaba ciencias con mi hijo de 10 años me acordé que él había estado durante la mañana en la conferencia , entonces le pregunté entusiasmada, cómo le había ido. Mi hija de 8 años, que escuchaba esta conversación, interrumpió y preguntó: ¿quién es él?. Yo le dije."es un invalido....." y me detuve ante la cara entre extrañada y horrorizada de mi hijo que me dijo: "mamá...no es un inválido, es sólo un hombre que no tiene extremidades".

Han pasado los días y no dejo de emocionarme con este recuerdo. Una gran lección. El concepto de invalidez dejó de ser transparente y cambió de significado. No basta nacer sin brazos ni piernas para ser inválido. De hecho, se puede tener las extremidades, no tener ninguna limitación física, y ser inválido.

Este hombre ...y mi hijo..me han hecho preguntarme qué hace que una persona viva como un impedimento una limitación o, qué hace que una persona viva y se defina más allá de las limitaciones y dificultades que la vida le ha puesto por delante.

Pienso entonces en la familia que tiene que haber detrás de este hombre y en la capacidad de ésta de amar. Amar en el sentido en que Maturana lo plantea. “El amor constituye el espacio de conductas que aceptan al otro como un legítimo otro en la convivencia”. Es así como, la ausencia del amor, lleva al rechazo y viceversa.
En la experiencia del amor, la corporalidad es secundaria, pues "nuestra corporalidad nos constituye, y, el cuerpo no nos limita, sino que nos posibilita...es a través de nuestra realización como seres vivos que somos seres conscientes, que existen en el lenguaje" (Maturana, 1990)

¿Cuáles habrán sido los diálogos de los padres cuando supieron que su hijo nacería sin piernas ni brazos para decidir que era un hijo que querían tener?, ¿cuáles habrán sido los diálogos entre ellos y su hijo para transmitirle a éste que él era un legítimo otro y que su existencia no pasaba por su particular corporalidad?, ¿cuáles habrán sido los diálogos internos de este hombre para decidir seguir adelante con su vida y hacer de ella un símbolo de esfuerzo, de superación, de confianza y de Fe?

En estos días he compartido esta historia y esta experiencia con algunos de mis pacientes, especialmente con aquellos que han hecho de sus limitaciones un impedimento o que han tenido ganas de “tirar la toalla” . Esta historia me ha permitido volver a centrarme en uno de los núcleos fundamentales de la terapia familiar y una de las razones más importantes de por qué seguí ese camino, como creo, ha sido razón para otros muchos: los recursos y las potencialidades de las personas, las familias, las parejas y los sistemas en general.

Vujicic, su familia, y probablemente toda la red que ha estado en torno a él nos recuerdan que, cómo dice él…”Lo único que realmente se necesita para levantarse es tener la cabeza”. Pero, no importa sólo la cabeza física, sino que tan importante como ella son las ideas que tenemos dentro de ella. Si pensamos, si nos pensamos sólo desde el déficit, si nuestra ideología es que los déficits, físicos, emocionales o sociales nos determinan, seremos inválidos o semi inválidos.. al menos. Si nos pensamos como seres humanos, llenos de fortalezas y con algunos déficits, podremos “levantarnos”, sostenidos en nuestros recursos y potencialidades.

Los invito, especialmente a quienes no conocen a Vujicic, a ver un corto reportaje hecho en un canal de TV de su visita al Saint George´s.

http://tele13.13.cl/noticias/reporteros/20484.htm

Ps. Claudia Cáceres

lunes, 6 de septiembre de 2010

En torno al accidente en la mina San José

El derrumbe de la mina San José, con sus 33 mineros atrapados, ha causado conmoción a nivel nacional e internacional. Ya pasado un mes del accidente con ellos vivos, se trabaja en el rescate definitivo.

Llama la atención el trabajo en equipo desplegado, la innovación, la búsqueda de alternativas creativas para ayudar a los atrapados y a sus familiares. Quizás pocas veces hemos presenciado cómo los distintos sistemas (individuos, familias, personal de la mina San José, Ministerio del trabajo, de Salud, etc.), han debido interactuar en forma organizada, flexible y fuera de sus contextos habituales.

Lamentablemente pareciera ser que sólo cuando nos enfrentamos con la emergencia de un drama humano como el de la mina San José, en que había alta probabilidad de encontrar muertos a los mineros, somos capaces de articularnos de un modo coordinado y eficiente, lo que no es usual en nuestro país.

La pregunta que cabe es cómo podemos desarrollar un trabajo integrado en equipo con distintas instancias e instituciones que permitan no sólo poder apoyar en situaciones de crisis, sino también en la planificación y prevención, aportando la experiencia de años de trabajo con familias y otros sistemas.

En este caso en particular, se puede buscar la forma de colaborar en la elaboración de la experiencia vivida a nivel personal y familiar, tanto de los mineros atrapados, como de sus familiares. Sabemos de la necesidad de elaborar esta vivencia traumática para que puedan continuar con su vida en forma sana.También podríamos colaborar facilitando el proceso de re-inserción familiar. Estas y otras acciones forman parte de nuestro quehacer como terapeutas familiares.

El tema es ¿cómo podemos aportar como institución?. Dando indicaciones a distancia, supervisando a otros equipos, sumándonos a otros profesionales de la salud mental. La pregunta no es sólo relativa al accidente en la mina San José, sino que nos abre un campo de acción-intervención con otros sistemas-instituciones.

Cabe pensar si queremos intervenir en otros contextos, no sólo en el espacio de las consultas. El derrumbe de la mina San José ha dado cuenta de la precariedad en múltiples nivles que existe en nuestro país. También el terremoto nos lo recordó hace poco. La situación que se está viviendo en el norte es un ejemplo de que se pueden coordinarequipos inter y multidisciplinarios, en post de un logro mayor.

Sin embargo, ojalá no fuera sólo en las urgencias que nos movilizáramos. Saber que detrás de dramas como el de la mina San José existían debilidades y déficits en el funcionamiento previo, no abordados con antelación. Desde esta situación, también constatada en los talleres realizados al personal de salud en razón del terremoto-maremoto, quizás podamos reflexionar acerca de cómo ampliar los aportes que a nivel individual, de las unidades de especialización y como institución podemos realizar a la salud mental y familiar de los chilenos.Pudiera ser a través de asesorías, tabajos de planificación preventiva, intervenciones familiares, grupales, y otras que podamos construir en conjunto, para de este modo contribuir a instalar conductas de autocuidado personal, familiar e institucional tan escasas en nuestro país.

Ps. Susana Chauriye Aguad

jueves, 19 de agosto de 2010

Comentarios sobre S. Cirillo

Tuve la suerte de conocer a Stefano Cirillo hace unos meses atrás. Digo "la suerte", porque fue un breve encuentro que me dejó especialmente contenta, ya que, siendo una persona importante en el desarrollo de la terapia familiar en el mundo, él mostró cualidades que para mí son muy significativas, como mucha sencillez y a la vez generosidad con sus conocimientos y su espacio de trabajo.

Su presencia en las Quintas Jornadas me parece, por ende, muy valiosa. Es por ello que quiero resaltar algunos aspectos de su trabajo terapéutico, plasmado en diversos artículos, que me resultan importantes.

  • La incorporación de una perspectiva trigeneracional al trabajo con el síntoma, no sólo para su comprensión, sino como una herramienta terapéutica eficaz. Esta visión permite aliviar el peso de las responsabilidades individuales, generando colaboración en un clima constructivo entre padres e hijos.

  • El trabajo con la familia se puede realizar aunque no sea posible que toda ésta asista. La perspectiva sistémica se puede mantener aunque esté presente sólo una parte del grupo familiar o el individuo solo. Dentro de esta visión hay algunas configuraciones particularmente provechosas, como por ejemplo el trabajar con el grupo de hermanos: muchas veces los padres intervienen en la paridad propia de la fratría, calificando a algunos hijos como "buenos" y al paciente índice como "malo" (en el caso de las adicciones esto es particularmente visible). El trabajo con el subsistema fraterno, entonces, a menudo consigue compensar algunas necesidades de pertenencia, intimidad y cooperación igualitarias.

  • La importancia de tener en cuenta y trabajar con el contexto ("el contexto da sentido a la relación" decía Mara Selvini, y es un eje del trabajo de Cirillo), así como con los recursos de la familia.

  • La necesidad de claridad y trasparencia en el trabajo terapéutico, especialmente cuando se está en contextos psicosociales donde la terapia se intersecta con espacios de coacción. Creo que él ha hecho un aporte muy significativo al trabajo psicosocial, y que da luces para remar en espacios donde la terapia no está sola, haciendo distinciones que convierten ello en una riqueza y no en una atemorizante pérdida de control.

Por todo lo anterior creo que su aporte trasciende al interés que podamos tener por las temáticas específicas que abordará en las Jornadas, esto es las adicciones y las familias maltratantes. Aprender de su mirada es útil para relacionarnos terapéuticamente con una familia, cualquiera sea el sufrimiento que ésta tenga, cualquiera sea su configuración, cualquiera sea su posición en la estructura social. Siempre es un sistema que sufre, en toda su humanidad.

Carla Vidal P.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Haciendo un poco de historia...








Estimados amigos, amigas, colegas y, futuros terapeutas:

Con gran alegría recibí la noticia de la realización de las Quintas Jornadas Sistémicas en el Bicentenario. Han pasado 12 años desde que nos reunimos por última vez - en grande - entre los miembros de esta gran y diversa familia sistémica. Rememoro los fructíferos diálogos que tuvimos entre nosotros y lo bien que lo pasamos en la inauguración, donde cantó Eduardo Gatti y coreamos.."Mira niñita te voy a enseñar a ver la luna brillando en el mar". También los díálogos entre los destacados terapeutas Tom Andersen y Lorna Hecker, sobre la responsabilidad versus el control en la psicoterapia.
Quiero compartir con mucho cariño una lección de cibernética de segundo orden que me dio Tom Andersen, a quien nunca olvidaré. Después de una regada cena de recibimiento que dio el comité organizador en honor a nuestros invitados extranjeros, estaba preocupada por sus efectos en Tom, quien, como buen noruego, disfrutó de nuestros vinos.

A primera hora del día siguiente, cuando lo vi, me acerqué y le dije: "Buenos días Tom, ¿cómo está? . Y él dijo, ¿cómo me ve Ud. ? . Vestía impecable, sonreía y usaba una corbata verde. Confusa yo le dije: "Yo lo veo muy bien", entonces dijo: "Entonces, así estoy", y nos dirigimos hacia el estrado.

Espero que los años transcurridos nos traigan sorpresas, acompañados esta vez de "cuecas choras", nuevos terapeutas y de invitados como Steffano Cirillo y Edith Goldbeter.

¡Súmense a una experiencia que realmente disfrutarán!!

Diana Rivera O.